lunes, 30 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 19 )






El forense al habla

- Caray, mi teniente, le pillan estando fuera todos estos asesinatos.
- Sí, debe ser que no me gusta ver sangre, je, je!... De cualquier forma. "todos los asesinatos" son sólo dos, y toquemos madera para que no haya un tercero.
- Esta vez ha sido un degollamiento, ya lo ve usted. - lo dijo mientras señalaba con su dedo índice al cuello del cadaver - He cosido la cabeza al tronco lo mejor que he podido para que la familia se impresione lo menos posible. Veintiún años, un chavalín más majo que las pesetas, que yo le conocía muy bien, aunque ultimamente se metía mucho en peleas.
- Y un ídolo local, según tengo entendido.
- Sí, el mejor proel que hemos tenido.
- Bien, pues vayamos a lo nuestro, doctor. Tome notas, Garcia. Cómo le han degollado?
- Con un cuchillo, y ha sido "muy poco profesional" el canalla que haya sido porque, aunque el cuchillo cortaba bien, lo ha utilizado un par de veces. Ya ve usted que chapuza. Para cortar un cuello basta con un simple tajo, normalmente de izquierda a derecha si el asesino es diestro, pero quizá le ha impresionado la sangre y ha titubeado, o era un hombre de pocas fuerzas. Lo cierto es que le ha dado una muerte muy cabrona al pobre chaval.
- Dónde ha aparecido el cadaver?
- En el "Pozillo de los Frailucos", una cala escondida en donde antiguamente se bañaban los frailes del convento de San Veremundo y que hoy lo utilizan para sus baños los nudistas del camping Los Pinos. Lo llamamos "pozillo" para al bajar la marea suele quedar una charca grande en medio del pedregal.
Madero hizo un aparte para atender una llamada de Jiménez.
- Siga tomando notas, Garcia. Dígame, Jiménez.
- Una sorpresa, mi teniente. Nisio, el hermano mayor de José Luis, me ha dicho que sí recuerda algo referente a su hermano y la tele, pero no ha podido precisarme más porque tenía mucho trajín en ese momento. Es mecánico y trabaja en el Taller Barrencúa de la Calle Padre Basabe, la misma calle del Ahorro Mogollón. He quedado en verle dentro de una hora, cuando salga a comer.
- En dónde ha quedado?
- En el bar La Montañuca, está a unos cien metros del taller.
- Allí estaré yo también, Jiménez. Mientras tanto acérquese a la Sociedad de Remo y pida los nombres de los remeros que más se relacionaban con Joselín. A los familiares los dejaremos para un poquito más adelante porque deben estar destrozados los pobres.
- Se acumula el trabajo, mi teniente.
- Así es, García.
- Jiménez, mi teniente!, soy Jiménez.
- Coño, ya estoy perdiendo el norte!... Dos asesinatos a un tiempo es estresante, no le parece?... Ah, otra cosa, mañana nos acercaremos al Pozillo de los Frailucos.

( Continuará )

sábado, 28 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 18 )







Formando equipo.

Jiménez le presentó a los dos guardias que había designado el comandante para ayudarles en su trabajo. El resto de los efectivos estaban repartidos entre las labores de decomiso de la droga de los narcobarcos, los controles de carretera y la colaboración con los equipos de especialistas que acechaban a los etarras.
- Son los guardias de primera Estébanez y Garcia, mi teniente.
Madero les dio un afectuoso apretón de manos, tras el preceptivo saludo militar.
Jiménez le comunicó a continuación:
- Conseguí que su madre nos dejase investigar en el ordenador de José Luis, mi teniente. Nada de nada, lo eliminaba todo diariamente, incluídos los correos de su novia.
- Hablé ayer con Doña Amaia por teléfono sobre la posible intervención de José Luis en un programa televisivo. Tampoco sabe nada, empieza a parecerme una familia muy "incomunicada", y la novia es más estirada que un chotis.
- José Luis en television? - preguntó sorprendido Jiménez.
- Es una conjetura, pero no hay que descartarla. Busque al hermano de José Luis, Nisio, y a sus amigos, y pregúnteles a ver si recuerdan algo que relacione a José Luis con la tele. Usted, García, acompáñeme a ver ese cadáver y a hablar con el forense. Estébanez, prepare un listado de las agencias de actores y figurantes de Madrid y las telefonea una a una.
Todos se cuadraron y Garcia incluso dio un taconazo.
- No, por favor, señores, que no estamos en la mili. Disciplina sí, pero sin golpes de efecto.

( Continuará )


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ZURBAHISTORIETAS del Sábado presenta...

Duro aprendizaje

El maestro Chu Lonlín y su aventajado discipulo Kagu Ching estaban sentados sobre unas robustas piedras enfrente de una gran charca.
- Venerable maestro, yo podría saltar de una orilla a otra de esta charca?
- Con su voluntad el ser humano puede lograr grandes empresas - dijo en tono solemne y con la mirada dirigida al Infinito el sabio instructor del afanoso aprendiz, y añadió: - Tales son las enseñanzas del venerable lama Valdivieso.
- Y qué dice el venerable lama Valdivieso, venerable maestro?
- Dice: podemos.
- Ah!
- Con tu voluntad y tu esfuerzo lograrás grandes objetivos, pequeño saltacharcos.

Motivado por las palabras del sapientísimo anciano, Kagu Ching se situó a una cortísima distancia de la orilla, tomo carrerilla y... cayó sobre una piedra picuda que estaba casi al ras de la superficie, perdiendo el equilibrio y pegándose un morrazo contra otra piedra también oculta por las sucias aguas de la pestilente charca.
A duras penas se incorporó con su túnica empapada y chorreando sangre por la nariz.
Desconcertado dirigió una mirada implorante al maestro.
- Venerable maestro, no me habeis dicho que con su voluntad el ser humano puede lograr grandes empresas?
- Así es, pequeño saltacharcos, pero esa no era la lección de hoy.
- Y cual era la lección de hoy, amado maestro?
- Que la gilipollez humana es infinita. Nunca lo olvides.

viernes, 27 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 17 )








Vuelta a casa

La muerte en trágicas circunstancias de Joselín conmocionó a los vecinos de Lobodoiro y a todos los aficionados al remo de la región.
Madero tuvo que interrumpir su labor en Madrid y trasladarse urgentemente a su tierra para tomar las riendas del nuevo caso.
Al ir a coger el coche al aparcamiento de Atocha vio la salida de los primeros autobuses con voluntarios que partían rumbo a La Coruña para limpiar las playas de "chapapote", una palabra "nueva" para el resto de los españoles con la que pronto se familiarizarían. Junto con los paisanos voluntarios viajaban bomberos voluntarios y policías municipales voluntarios. Estos se encargarían de coordinar a los grupos de civiles.
Madero empezaba a mosquearse. Había un asesino en Lobodoiro empeñado en cargarse a jóvenes?... Tenía alguna relación el asesinato de José Luis Campillo con el de José Luis Colindres "Joselín"?... Lo de Madrid había sido una pérdida de tiempo?...
"Casi mejor que lo de Madrid sea una pista falsa, porque sin más datos es como buscar una aguja en un pajar. En dónde podría estar registrado José Luis, caso de que estuviese registrado, entre sopotocientas agencias dedicadas al espectáculo, representantes, productoras y la biblia en verso?!... Uf, para morirse de asco en el intento!"
No obstante, prefirió atar cabos. Detuvo el coche en un area de descanso de tierras burgalesas y telefoneó a Doña Amaia Arenales, la madre de José Luis.
- Perdone que la moleste, Doña Amaia, soy el inspector Madero.
- No es molestia, dígame usted.
- Le comentó su hijo algo referente a un trabajo en television? Haga memoria, por favor.
- José Luis en television?!... Uy, qué va, con lo reservado que era, no me lo imagino.
- No tiene usted ni la más minima referencia de algo así, no?
- Por supuesto, ya le conté todo lo que sé sobre su estancia en Madrid y...
- Perdone... perdone que la interrumpa, Doña Amaia. Hay algo que no está claro y lo sabe usted. José Luis solo trabajó tres semanas en el Bar Praia. Lo he confirmado yo mismo en Madrid. De qué vivió el resto del tiempo si usted no le envió dinero?... Además, vestía bien, según me han informado.
- Ay, pues ya le he dicho que no lo sé, inspector! José Luis siempre se lo callaba todo, era muy reservado. El telefoneaba de vez en cuando para decirnos que estaba bien, y yo me imaginaba que seguía trabajando en ese bar.
No hubo manera de sacarle nada nuevo a la apenada madre. Ya iba camino de cumplirse dos semanas desde la fecha del asesinato y no sólo carecía de la más minima pista , sino que ahora se complicaba la cosa con un nuevo cadaver. "O a lo mejor este nuevo muerto nos trae alguna pista", se dijo en un momento optimista, mientras dejaba a su izquierda el desfiladero de Pancorbo y a su espalda la árida meseta castellana, internándose en la primera zona montañosa de su camino por Las Vascongadas.

( Continuará )



jueves, 26 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 16 )














Okupas

Decidió no entrar en busca de Rubén. En caso de que no se encontrase allí en ese momento, los demás okupas le avisarían de que "un tipo con pintas de madero" le estaba buscando. Y a lo mejor Rubén había decidido pasar de él. Hizo guardia desde la acera de enfrente, vigilando las salidas y entradas de los marginales por el portón del edificio "okupado" Entró en un par de ocasiones a descargar la vejiga y a tomarse un "cafelito" Temía que en ese tiempo mínimo Rubén hubiese entrado o salido del inmueble. Al final se acercó hasta el portón con la idea de preguntar al primer okupa con el que topase. Resultó ser una chica rubia con todo el aspecto de estar "flotando" en lo más dulce de un "viaje"
- No está aquí, - respondió con una sonrisa de hare krisna regalando pastelitos - no le hemos visto desde ayer por la mañana.
Apareció un rubio con trazas de ser europeo nórdico. Llevaba unos malabares y no se extrañó porque su chica estuviese hablando con un desconocido carroza. Dedicó una sonrisa a ambos y cogió a la chica de la mano. Se fueron en dirección a la glorieta de Atocha para hacer su actuación de malabares frente al Museo Reina Sofía. Ella pasaba la gorra sonriendo mucho.
Madero pensó que la chica no le había engañado. Otro jovencito, este con acento asturiano, se lo confirmó:
- No, aquí no está, y si no vuelve va a ser mejor para todos, porque nosotros no somos vagos, hacemos cosas interesantes, oiga: enseñamos a hablar bien el español a los emigrantes, tenemos talleres de música, de manualidades... y Rubén solo viene a dormir y a ver lo que pilla de la nevera. No participa en nada, es un parásito.
"Caray, con el chocolatero, se ha buscado un hotel gratis!", pensó Madero.
Visto que no avanzaba a la velocidad que él pretendía, decidió informarse en una comisaría. En efecto, su sospecha era fundada, Rubén estaba "retenido" en la comisaría de la calle de La Luna, junto con otros cuantos por una pelea tumultuosa en el barrio de Malasaña, "moros contra cristianos", una version sui generis de las antiguas cruzadas. Le indicaron que estaban a punto de soltarle. Se acercó hasta la calle de la Luna y esperó.

- Me habló poco porque sabía  poco del Lobo. Trabajó solo durante tres semanas en el Praia y luego Bibiano le trató un par de semanas más, pero no todos los días, hasta que le perdió la pista.
- Le dijo porqué dejó el trabajo en el Praia?
- Le dijo una gilipollez, que le habían ofrecido un trabajo en television. Fíjese, si era un tío de lo más rancio, qué coño iba a hacer en la television?!... Lo más seguro que algún maricón viejo quería tirárselo. Oiga, hay muchos maricas que van a la Puerta del Sol a buscar chavales, sabe?
Esto le abría una nueva vía de investigación. El "rancio", el "modosito" al que todos creían en su pueblo un sujeto pasivo, seriecito, muy formalito... se había transformado en los Madriles en un bohemio con ganas de conquistar la fama?... o se trataba simplemente de una oferta para trabajar como extra en alguna producción televisiva o como "público" en algún programa?... De cualquier forma, no eran actividades que congeniasen con el carácter retraído del muchacho.
La alarma del móvil le distrajo de sus reflexiones. Era Jiménez.
- Se nos amontona el trabajo, mi teniente. El comandante nos ha asignado otro caso que a lo mejor está relacionado con el de José Luis.
- Otro asesinato?
- Sí, ha aparecido degollado José Colindres, el famoso "Joselín", proel de la trainera de Lobodoiro.

( Continuará )

miércoles, 25 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 15 ).






Madrid, Madrid, Madrid...

En las horas siguientes, Madero hizo todo lo posible por localizar a Rubén, pero el marginal parecía haberse evaporado. Necesitaba saber si Bibiano le había comentado algo sobre José Luis antes de que le despachasen para el otro barrio. 
"Hay que joderse, como se repiten las muertes ante la cara de uno en este jodido oficio!"
Finalmente, en la Plaza de Agustín Lara, cerquita de Lavapiés, un golfillo que se dedicaba a pedir a todos los bichos humanos que pasaban por su lado "cincuenta céntimos que me faltan para el bocadillo", le facilitó la "actual dirección" de Rubén a cambio de un billete de cinco euros.
- Está de okupa en un piso de Ronda de Valencia, en el numero 120, no es muy lejos de aquí. Conoce Madrid?
- Sí, un poco.
- Porque usted tiene un acento de vasco o algo así, no?
- Sí, de la parte de Cantabria.
"Es increible lo afable que puede volverse un hosco golferas si le untas con cinco euros. Bueno, esto sirve también para los de guante blanco: Urdangarín era el sumun de la amabilidad cuando cerraba sus sustanciosos negocios con ayuntamientos y comunidades autónomas"
- Oiga, yo no le he dicho nada, eh! - se apresuró a advertir el golferas cuando el inspector se se alejaba.
Luego les diría a sus amiguetes de correrías que un "etarra" le había preguntado por Rubén.
- Pues le he dicho en dónde está, que se joda, y si no que me hubiese pagado los cinco pavos que me debe. Y al que se vaya de la húmeda me lo cargo, por mis muertos.
Madero echó un último vistazo a la estatua de Agustín Lara.
"Parece mentira, este hombre nunca estuvo en Madrid y es el autor de la canción más emblemática de esta capital"
Mientras cruzaba por el Lavapiés de los yonquis, emigrantes y bohemios ( y escritores, también aquí vive Ian Gibson ) enfilando hacia la Ronda de Valencia, le sonaron en sus pensamientos la música y la letrilla del popular chotís: "Cuando vengas a Madrid, chulapa mia, voy a hacerte emperatriz de Lavapiés, alfombrate de claveles la Gran Vía y bañarte con vinillo de Jerez. En Chicote un agasajo postinero con la crema de la intelectualidad, y la gracia de un piropo retrechero más castizo que la calle de Alcalá. Madrid, Madrid, Madrid..."
Un Madrid muy diferente, sin duda, aquel que conoció el inmortal Lara, sin el Atlético de Madrid y sin el Real Madrid, sin las Torres de Kio ni los rascacielos de la Plaza de España. Un Madrid sin conciertos de rock, pero con muchas zarzuelas y unos cincuenta teatros funcionando a tope, tanto con "altas comedias" y dramas como con obras del "género ínfimo", "sicalípticas", "comedias de magia"... Un Madrid con corridas de toros más crueles que las de ahora, suciedad en las calles, mortalidad infantil a niveles dramáticos... Un madrileño de hoy en día que viajase en la máquina del tiempo, no se identificaría con aquel Madrid, pero si reconocería Lavapiés, Mesón de Paredes, Amparo, Ave María... Aquí apenas ha cambiado la fisonomía de calles y edificios, tan solo son distintas sus gentes, muy distintas, pues pertenecen a una diversidad de países. Dicen los expertos en demografía que en pocos años la población española será un mosaico de razas similar a lo que ya es Lavapiés.

( Continuará )



martes, 24 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 14 )







Pasado y presente

Bibiano se alojaba en una pensión miserable de la calle de La Espada, muy cerca de Tirso de Molina. Madero le siguió hasta allí. Al día siguiente, si Rubén no le buscaba para establecer el contacto, vendría a buscarle a la pensión, aunque le quedaba otra opción: la cuesta de Moyano. Se preguntó si no estaba siendo demasiado correcto, quizá lo mejor hubiese sido abordarle la primera que le vio por la calle, pero eso podría haber provocado que el marginal se negase a hablar.
Aprovechó las primeras horas del anochecer para hablar con Encarnita y con Jiménez. Su subordinado no había encontrado aún ninguna pista que le llevase algún sitio. El tampoco, pero al menos se sentía satisfecho por seguir a aquel chorizo, algo era algo. Quizá no fuese en vano el esfuerzo de sus dos primeros días en Madrid. El descubrimiento de que el difunto tuvo una "vida oculta" en la capital del Reino, ya era un acicate para él. A lo mejor su asesino lo hizo para saldar una cuenta pendiente. "No me lo cobro en money, pero me lo cobro con tu vida", algo muy propio de hampones.
A la mañana siguiente se dio un paseo por el Retiro. Recordó los buenos momentos de su luna de miel, cuando Encarnita y él viajaron a Toledo, Avila, Aranjuez y Madrid. Estuvieron muy amartelados y se hicieron muchas fotos en la "Casa de Cristal" y a bordo de una barquita en el popular estanque, en el cual, según cuentan las crónicas, "midieron su esfuerzo" los remeros de Castro Urdiales y Vizcaya "delante de la reina de las Españas", Doña Isabel II, una reina tan desastrosa como carismática, lo mismo que su señor padre, Don Fernando VII.
Al salir del Retiro, según bajaba por la Cuesta de Moyano, se encontró con el ladrón de chocolate.
- Vale, pues que sí, que va a hablar con usted, pero que no tiene mucho que decir.
- En dónde está?
- Dentro de una hora aquí mismo.
- Vale, gracias, Rubén.
Y le extendió un billete de veinte euros.
- Toma, para chocolate, pero del bueno, no del de fumar.
La caminata le había despertado el apetito, así que se acercó hasta la típica y cutrecilla "La Casita de los bocadillos" y pidió uno de panceta con pimiento verde. Acompañó la degustación con una cañita de tintorro peleón. En la barra del diminuto establecimiento ( su pequeñez no admitía mesas ) se mezclaban turistas, mendigos y algún oficinista con su traje y corbata. Las palomas y los pajaritos entraban osadamente a por los restos de los bocadillos esparcidos por el suelo. Justo enfrente, al otro lado de la calle, la planta baja de un antiguo edificio, estaba ocupada por un MacDonalds, que hacía esquina con el Paseo del Prado, y la famosa discoteca Kapital. A pocos metros de La Casita de los Bocadillos, casi en la esquina de la glorieta, una señora vendía frutos secos en un antiquísimo puesto, tan antiquísimo que la licencia de venta había sido obtenida en tiempos de Carlos III. Pocos años después, el nuevo gobierno municipal "conservador" de Madrid, denegó la renovación de la licencia y desapareció otro símbolo del viejo Madrid.
Abandonó el establecimiento y se dirigió a Moyano, cruzando primero Atocha y luego el Paseo del Prado. Un estrépito de sirenas policiales le alertó de la presencia de varios coches de munipas y nacionales al principio de la popular Cuesta. Al acercarse al lugar vio que los munipas estaban espantando a los curiosos. Dos policias nacionales colocaban las cintas amarillas de "línea de policía, no pasar"
Madero tuvo un presentimiento negativo y acertó. En el suelo había un cadáver al que acababan de tapar con el papel plateado que se utiliza para tapar a los fiambres de la calle hasta que llega el juez. Dos vagabundos pasaron por delante de Madero. Uno de ellos le dijo al otro: "Ha sido el hijo de puta del Loco que se ha cargado al Bibiano. Le ha metido un par de "mojadas"

( Continuará )

lunes, 23 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 13 )







Rubén y Bibiano

- Es un madero blando, estoy seguro, aunque él jura que no es madero.
- Bueno, vale ya, tío, con todo el rollo que me has soltado, al final no sé de qué cojones va ese menda.
- Joder, ya te lo he dicho, quiere hacerte preguntas sobre el Lobo, aquel que curró muy poco tiempo en el Praia.

Bibiano no contaba con muchas simpatías entre los viejos vendedores callejeros de Atocha y El Rastro, pues ellos vendían o malvendían libros y objetos que se encontraban en la calle o que se los compraban a bajísimo precio a particulares que querían desprenderse de ellos. Pero Bibiano robaba novedades editoriales en las grandes tiendas como El Corte Inglés o en las grandes librerías como La Casa del Libro de la Gran Vía y las vendía a mitad de precio. Su "clientela" se los encargaba, una clientela absolutamente despreocupada por el sistema con el que Bibiano conseguía el género. Preferían hacerse los tontos y ahorrarse un buen dinero, teniendo en cuenta lo caros que son en este país los libros recién publicados. Bibiano "afanaba" el libro que le habían encargado y si se ponia otro a tiro lo pillaba también. Ultimamente el libro más solicitado era "Los Pilares de la Tierra" de Ken Follet. Esquivaba cámaras y seguratas con especial maestría. Los libros que no le habían sido encargados, los ponía a la venta junto a los libros de los vendedores de libros usados, los cuales se mordían la lengua para no mandarle a la mierda, porque si la policía se enteraba de que allí se vendía género robado, podía significar la ruína para todos. Bibiano era consciente del mosqueo de los viejales, pero pasaba de ellos. Aún así ya había tenido un par de enganches con uno al que llamaban "El Loco" Siempre necesitaba urgentemente dinero porque su dependencia del "caballo" ya era muy grande. Perra vida y más perra la de los perros callejeros!

Rubén y Bibiano se comieron un bocata en El Brillante y después caminaron un rato por Ronda de Atocha y Santa María de la Cabeza. El ladrón de libros no lo tenía muy claro.
- Hay varios que me buscan, lo sabes bien, les debo guita a gente muy chunga. Menos mal que no están al loro de que ahora opero en Atocha, pero cualquier día me ven por casualidad y... 
Hizo el gesto elocuente de rebanarse el cuello con una navaja.
- Joder, tronco, ese tío no te busca a ti, si ni siquiera sabía que existes. Se lo dijo el Tino, ya te lo he contado, cojones!... El nota busca al pringado ese de Cantabria, al Lobo.
- Ya, ya me lo has dicho, no me des la barrila más hostias!... Ya veré lo que hago!

El inspector Madero les estaba viendo a los dos desde la otra acera. Llevaba un rato siguiéndoles a una prudente distancia. Por nada del mundo hubiese permitido que se le escapase la única persona que podía darle algún testimonio de las actividades de José Luis en Madrid. A aquel sujeto ya le había visto vendiendo libros nuevos en la parte baja de Moyano, así que si no accedía a hablar con él le abordaría directamente.
"Ay que joderse, el que todos tenían por un chico ejemplar, resulta que se mezclaba con esta gentucilla. Manda huevos el gremio de hostelería!"

- Sabes que te aprecio, Bibiano. Por qué no dejas de pincharte, tronco?
- Ya me vas a tocar los cojones otra vez?!

( Continuará )

sábado, 21 de junio de 2014

Zurbahistorietas del sábado presenta...







Celebrando el triunfo de España
( Mundial de Rusia, 2.018 )

En Rusia fue el gran escándalo. "La Roja" ( España! ) recuperó el honor perdido en Brasil. Corría el año 2.018 de la Era Cristiana y ya pasaba casi siglo y medio desde que se inventó el fútbol, un deporte que absorbía las mentes de millones de personas, liberándoles de los malos rollos a los que les tenían sometidos los malos gobernantes. Un deporte para gozarlo como espectáculo, tal cual lo hacían los antiguos romanos en el circo. Un deporte de masas!...
Pero el escándalo fue doble porque nadie se esperaba el final de la final, la guinda, el broche de oro, el apoteosis en aquella finalísima entre España e Inglaterra.

80.000 espectadores asistían al evento en el Estadio Vladimir Putin de Moscú. Millones de almas humanas lo seguían por television desde todos los confines del planeta. En el palco de honor, centrando su mirada en el terreno del combate futbolero, estaba el nuevo rey de Inglaterra, sucesor de la recientemente fallecida Isabel II, su madre, el flamante monarca Carlos de Inglaterra, acompañado de la reina consorte, Camila Parker. En representación de España habían acudido Sus Majestades Felipe VI y Letizia Ortiz, así como el nuevo presidente del gobierno, Don Pablo Iglesias Turrión, la presidenta de la Generalitat de Catalunya, Doña Teresa Coscojuela y su secretario de relaciones internacionales, Don Jesús Valdivieso, rodeados todos ellos de personalidades eclesiásticas, financieras y mafiosas. Y, como no!, el dirigente ruso Vladimir Putin, forjador de la nueva Rusia para millonarios sin escrúpulos.

Faltaban unos pocos segundos para que el arbitro pitase el final del encuentro y el resultado era de empate a uno. Y resurgió el "milagro Iniesta", como en el 2.010 en Sudáfrica. El incombustible Andrés Iniesta, veteranísimo de la primera division española y de los mundiales balompédicos, logró burlar el control de los defensores ingleses con increible habilidad, internándose en el area enemiga y marcando un soberbio golazo que puso a todo el mundo civilizado futbolístico en pie. El delirio, el éxtasis absoluto!...
Cornetas y claxones sonaron por todos los rincones de España. Unos pocos segundos después el arbitro pitaba el final del match. "España!, España!, España!"... coreaban millones de gargantas. Doña Teresa Coscojuela y Don Jesús Valdivieso se fundieron en un largo abrazo. El Rey de Inglaterra, que se había quedado dormido minutos antes, preguntó quién había marcado y se llevó una tremenda decepción al escuchar la respuesta, aunque lo suyo no era el fútbol, sino el polo, osea que no fue tan tremenda la decepción.

Y entonces sucedió lo inesperado. El jovencísimo Teodoro Pichámbrez, una brillante promesa que debutaba en este mundial, al que todos llamaban "Picha", se despojó de su camiseta, calzón y calzoncillo, quedando en cueros vivos delante de todos los asistentes al estadio y televidentes planetarios, millones de almas forofas, y empezó a dar volteretas de alegría mientras su "cilindrín" se cimbreaba graciosamente.
La mayoría de los eufóricos españolistas reían como locos, pero algunos degenerados de la religión y el conservadurismo miraban el espectáculo con mala leche, especialmente el homófobo Putin y los popes ortodoxos. Ni los negrazos que levantaron el puño en Berlín habían logrado un efecto tan demoledor en unos dirigentes.
Los compañeros de "Picha", que ya conocían muy bien a su siempre sorpresivo playmate, se carcajearon nada más verle en esta tesitura. Y de pronto sucedió lo "inevitable", porque la euforia suele ser contagiosa: cinco futbolistas le imitaron. Y el cachondeo triunfalista se extendió a las gradas, un centenar de forofos hicieron tres cuartos de lo mismo.
Casi al unisono ocurrieron dos hechos singulares en el mundo: Las cadenas de televisión musulmanas interrumpieron la conexion y docenas de miles de forofos españoles se desnudaron en calles y plazas de pueblos y capitales, y también se apuntaron a la "juerga naturista" muchísimas mujeres, incluso las abuelas de una sociedad de jubilados. Pero no se pudo evitar que los vándalos metiesen baza, cosa que suele ocurrir en este tipo de celebraciones. Un grupo de nudistas quemó una iglesia; nudistas vandálicos abrasaron coches y contenedores, destrozaron cristales de bancos y de grandes superficies comerciales... Nudistas del Frente Atlético mearon y cagaron junto a las puertas del Estadio Santiago Bernabeu. La policía se empleo a conciencia contra los nudistas en la Puerta del Sol de Madrid, en la Plaza de Cataluña de Barcelona y en otros enclaves importantes, y se dieron algunos casos de testículos destrozados por impacto de pelotas de goma. ( Un antidisturbios se excusó diciendo que él había disparado al aire )
Al día siguiente se recuperaría la calma porque el mundo sólo enloquece a ratos, tan sólo pierde el norte un poquito con el fútbol y la guerra. Criaturitas dichosas semos!

viernes, 20 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 12 )







Rubén


Madero disponía ahora de cuatro nombres de jóvenes trabajadores de la hostelería que habían pasado por el Bar Praia, junto a algunas referencias acerca de dónde se les podía localizar.
A "Rubén" lo encontró esa misma tarde tras preguntar en varios bares de Lavapiés. ( Muy cerquita de Antón Martín si se baja por Ave María ) La última referencia se la dio una chica muy joven que cargaba con cuatro niños y dos perros.
- Le he visto entrar hace un rato en el Mercadona.
- Muchas gracias.
- De nada. Toñín, no pegues a tu hermano, que te doy una hostia!
Le localizó en la planta baja del Mercadona. Rubén estaba engullendo una tableta de chocolate, aprovechando la ausencia del segurata y fuera de tiro de la cámara más próxima. En esas fechas estaban mejor dotados de cámaras los bazares chinos que los hipermercados nacionales o multinacionales. ( Las cámaras del metro Atocha tampoco pillaban in-fraganti a los argelinos )
Rubén se asustó en un principio, pensando que aquel hombre era un segurata de paisano. Pero Madero no pensaba identificarse, así que el ex camareta podía tomarse todo el chocolate que le pidiese el cuerpo.
- Tú me serviste más de una vez. - Mintió el guardia. - Yo solía entrar en el Praia.
- Pues no le recuerdo.
- Claro, ya han pasado unos años. Es que estoy buscando a José Luis, sabes?, que es sobrino mio y tiene que cobrar una herencia. Creo que vosotros le llamabais "El Lobo"
- Ah, sí, ya me acuerdo. Pues le jodía mucho que le llamásemos Lobo. Ya, ya lo recuerdo bien, sí. Era un tío muy callado, no se enrollaba con nadie.
- No sabes en dónde para?
- Que va, ni ahora ni antes. Conmigo apenas tuvo trato el poco tiempo que estuvo en el Praia.
- Y no sabes a dónde se fue después del Praia?
- Pues no.
Rubén ya estaba un poco mosqueado porque quería terminar el chocolate antes de que bajase alguna de las reponedoras, y le jodía hablar mientras masticaba. Era su primera comida del día.
- Mira, tengo aquí apuntados otros tres nombres, me los ha facilitado Tino: Oscar, Arturo y Bibiano. Quién de ellos crees tú que me podría hablar de José Luis?
Arturo seguro que no, murió en una pelea hace ya la hostia de tiempo. Oscar se casó con una francesa y se fue con ella a Francia. Bibiano...
- Si?
- Oiga, seguro que usted no es policía?
- No, no lo soy, segurísimo!
En realidad no mentía, él era guardia civil.
- Mire, Bibiano y yo nos buscamos la vida, sabe usted?, que lo de la hostelería está muy chungo, y cuando sale algo resulta que es para trabajar catorce horas y cobrando una mierda. Pero no tiramos de navaja como los cabrones de los moros. Mire, a lo mejor Bibiano le puede hablar del Lobo porque entre ellos sí se contaban cosas. Yo creo que Bibiano fue el único tío con el que habló algo El Lobo. Pero tengo que hablar yo con él primero.
- No me puedes llevar ahora a donde esté Bibiano?
- No!... No me joda, oiga, yo no quiero lios con nadie. Yo hablo con Bibiano y él me dirá si quiere verle.
- Vale.
Admitió su derrota. Insistir hubiese sido peor.
- En dónde para usted?
Le dijo que podía localizarle en el Hotel Mediodía, paseando por la Cuesta de Moyano o en el tramo del Paseo del Prado que comunica Atocha con la gran pinacoteca, tres espacios en torno a la glorieta. No se atrevió a facilitarle su número de móvil porque aún no sabía con qué tipo de ganado estaba lidiando.
- Mañana yo le busco si Bibiano dice que sí. Pero, dígame, va a soltar usted la guita por la información?
Madero aún no tenía experiencia en el trato con confidentes, pero supo improvisar.
- Si me da la información que busco, seré generoso.


( Continuará )



jueves, 19 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 11 )







Tino y El Lobo


Trató de recomponer el gesto, modulando la voz hasta lograr un tono más cordial.
- Mire usted, me consta que trabajó aquí. Fue sólo durante tres semanas y quizá por eso no le recuerda. Pero le agradecería que hiciese memoria. José Luis va a cobrar una herencia y es preciso que le localice. Yo soy tío suyo.
- Pues sigo sin recordar al tal José Luis, y eso que tengo buena memoria para los nombres. No vea la de camareros que pasan por un bar al cabo del tiempo!... De dónde dice que es?
Madero lamentó no haber traído una fotografía de José Luis. Se preguntó si el negrito le estaría tomando el pelo.
- De Cantabria, de un pueblo que se llama Lobodoiro.
- Ah, coño, el Lobo, el Lobo!... Ja, ja, ja, ja!... Ahora caigo, hombre, es que aquí le llamábamos el Lobo.
Los dos barmen sonrieron al ver al jefe tan eufórico, aunque no sabían de qué iba la película porque habían estado atendiendo a varios clientes.
- Cierto, cierto, sólo estuvo tres semanas, pero luego me lo encontré por la calle algunas veces. Pues sí, seguro que tengo por aquí el contrato de trabajo.
- Dígame, eh... Bueno, mi nombre es Máximino, usted...
- Diamantino, pero me llaman Tino.
- Si no es una indiscreción, podría decirme porqué dejó este trabajo José Luis?
Tino decidió ser cauto. A estas alturas de la historieta ya sabía que estaba bregando con un "madero" ( lo que no podia imaginarse es que era un "picoleto" que se apellidaba "Madero" ) Mientras hablaba le sirvió el cafelito.
- Pues la verdad es que me sorprendió mucho su "espantada" porque él estaba contento aquí. Dijo que le habían hecho una oferta para trabajar en una cafeteria de la Plaza de Castilla y que le pagaban el doble que yo, pero no me lo creí. Además, algunos clientes le encontraron por la calle vagueando. Eso sí, me dijeron que vestía bien y que no tenía pintas de drogadicto ni nada de eso. Y usted no le ha visto desde entonces?
- Pues no. Sabe usted en dónde podría localizar algunos de sus barmen que trabajaron con él. Quizá ellos sepan algo.
- Uf, vaya usted a saber en dónde paran!
A pesar de eso le dio algunos nombres y vagas referencias de posibles lugares en dónde localizarles, y de paso aprovechó para lamentarse de lo poco que duran los camareros en un bar, unos porque son culos inquietos y otros porque meten mano en la caja y hay que echarlos.
Al salir del bar recibió una llamada de Encarnita para decirle que le echaba mucho de menos y que se abrigase, "que luego vienen los resfriados"
- Ten cuidado, Maxi, que no se te note mucho que eres guardia civil. Ya sabes que en Madrid hay muchos terroristas escondidos"
- Sí, cariño, me cuido.

( Continuará )

miércoles, 18 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 10 )







Atocha arriba



Visto lo visto, Madero sintió vergüenza ajena, un muy fuerte ramalazo de vergüenza ajena, provocado por los policías que "permitían" aquel estado de cosas. Esta policía tan "valiente" con los vendedores callejeros, tendría después su parangón en la policía maltratadora de unos ciudadanos que se manifestarían contra los "ajustes económicos" de un gobierno inepto: una pandilla de neofranquistas vendidos a los capitalistas salvajes provocadores de una gravísima crisis.
Se dio una ducha, se cambió de calzoncillos y calcetines y se puso la zamarra de cuero. A pesar del solillo, los vientos fríos procedentes de la sierra del Guadarrama se hacían muy presentes en las calles de la Villa en esta época invernal.
Hasta Antón Martín solo había una parada de metro, pero decidió subir la "cuesta de Atocha" andando. A fin de cuentas no era una cuesta muy pronunciada y necesitaba estirar las piernas después de la larga "cabalgada" en coche. Eso y la ducha que se había dado, le mantendrían espabilado toda la tarde.
Recordaba muy bien aquella zona de Madrid de cuando le daban libertad en la Escuela de Guardias Jóvenes de Valdemoro y se acercaba a "los Madriles" con algunos compañeros para beber, intentar ligar o ir directamente a putas.
"Cuántisima historia hay aquí!", pensó observando el entorno. Al otro lado de la calle estaba la casona que albergó en su día la primera imprenta de El Quijote. En alguna de aquellas calles que daban a Atocha se encontraba el convento de las monjas Trinitarias, donde yacían los huesos del inmortal Don Miguel, el glorioso "Manco de Lepanto" Por un momento fantaseó con la idea de que iba a cruzarse con Alatriste y su amiguete Quevedo. Alatriste es un personaje ficticio de Pérez Reverte, pero hecho a imagen y semejanza de muchos héroes de los Tercios de Flandes. También rememoró a Lope de Vega y Calderón, dos habituales de estos andurriales, unos andurriales que entonces no contaban con la gran lengua de asfalto de ahora, pisada por endemoniadas máquinas rodadoras y rebuznadoras de bocinazos. Tampoco frecuentaron estos lares los argelinos ladrones, porque cuando aquello se llamaban "berberiscos" y operaban por las costas de Levante.
Enseguida llegó a la Plazuela de Antón Martín y descubrió el Bar Praia y su pizarra exterior: "Desayunos, churros y porras, raciones, bocadillos" Simultáneamente tuvo otro recuerdo: A muy pocos metros de allí, siguiendo Atocha en dirección a la Plaza de Benavente, estaba el trístemente célebre inmueble "55 de Atocha", en donde una banda de inmundos animalejos fascistas mataron a varios abogados laboralistas. Decididamente, lo mejor y lo peor de la Historia se mezclaba en aquella ancestral calle madrileña.


Entró en el Bar Praia y se dirigió al que supuso que era el dueño, porque era el único hombre negro entre los tres barmen que operaban en la barra.
- Qué va a tomar el caballero?
- Póngame un cafelito, por favor. Que sea cortado.
De pronto había recordado que los madrileños castizos suelen decir cafelito.
Sin darle tiempo a que se girase hacia la cafetera, le dijo:
- Estoy buscando a una persona y quizá usted pueda ayudarme.
- Dígame, caballero.
- Se trata de un chico que trabajó aquí hace unos cinco años. Se llama José Luis Calvillo.
El caboverdiano lo pensó sólo un segundo.
- Pues no, no recuerdo a nadie con ese nombre.
Y de inmediato se volvió hacia la cafetera.
Madero no estaba dispuesto a que le tomasen el pelo. No tenía una puñetera pista del caso, pero sí tenía muy claro que José Luis sí había trabajado allí.
- Pues yo recuerdo que sí trabajó aquí!!
Lo dijo en un tono tan alto que el caboverdiano se volvió asustado.


( Continuará )

martes, 17 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 9 )








Costumbrismo madrileño

El "machaca" de los trileros le hizo señas elocuentes al castañero que estaba situado a unos veinte metros de los mangantes, indicándole que ya iban por los 200 euros. El "pringado" ya llevaba perdida esa suma y aún se pensaba que podia ganarle a su competidor, el hombre que amablemente le habia invitado a jugar permitiendole ganar 10 euros en su primera apuesta. La capacidad persuasiva de los "ganchos", su excelente trabajo en equipo, funcionaba como una máquina perfectamente engrasada, una maquina de vaciar los bolsillos de los incautos.
El "machaca" era el más torpón de los pillos, no valía para gancho, por eso le asignaban la mision de "dar el agua" cuando divisaba en lontananza el coche de la "bofia", cosa que ocurrió en este mismo momento.
- Agua!, agua!
Los trileros se evaporaron en un santiamén dejando al "isidro" absolutamente pasmado. También se "abrieron de naja" los de la banda de rateros argelinos que tiraban de bolsos, carteras, móviles, cámaras fotógraficas y de video de los confiados turistas que acudían al Museo Reina Sofía, especialmente de las japonesitas y los viejos anglosajones.
Pero la eficiente policía municipal madrileña solo venía a por los tres o cuatro viejos que venden libros de segunda mano y quincalla ( el fruto de "la busca" nocturna en las papeleras y contenedores basuriles ) en la acera del Hotel Mediodía y el Bar El Brillante ( el de los grandes bocatas de calamares ) Aquella pobre gente estaba a años luz de los topmanteros de los cedés y no significaban ninguna competencia para las tiendas. Una vez más los "munipas" demostraban su "firmeza" ante una falta administrativa que les distraía de acciones más arriesgadas... y necesarias.
El inspector Madero se alojó en el Hotel Mediodía. No era muy caro, pero en el caso de que la investigación en Madrid se prolongase, buscaría una pension económica. No estaba dispuesto a despilfarrar el dinero de las dietas como cualquier politico sin escrúpulos. En todo caso prefería hacerle un buen regalo a Encarnita.
La habitación no estaba mal, pero tampoco era un lujazo. Lo mejor de todo es que le ofrecía una hermosa panorámica de la glorieta con la estación ferroviaria y el soberbio edificio del Ministerio de Agricultura. Su habitación estaba en la tercera planta. También alcanzaba a ver la célebre Cuesta de Moyano, la de las viejas casetas grises de compra y venta de libros, y una parte del histórico Jardín Botánico.
Miró hacia abajo. Los vendedores marginales no se habían vuelto a colocar, quizá porque temían una nueva emboscada de los "munipas" ( a veces estos fingían marcharse, pero daban rapidamente una vuelta a la manzana y les sorprendían de nuevo ) o quizá porque les habían quitado todo el género.
Entonces vio con indignación como unos jóvenes magrebís ( luego se enteraría de que eran argelinos ) rodeaban a unas jovencitas japonesas para robarles, ante la pasividad de los transeuntes y actuando de forma muy rápida. Las chicas se resistieron, pero los delincuentes las "convencieron" con un par de puñetazos y un corte de navaja.
La diplomacia japonesa ya había protestado ante estos ultrajes, advirtiendo incluso de que aconsejaría a sus paisanos que no viajasen a España, pero el nuevo "costumbrismo madrileño" se resistía a desaparecer.

( Continuará )

lunes, 16 de junio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 8 )






( Dársena de Castro Urdiales. Al fondo el conjunto monumental )

El viaje

Salió tempranito para llegar a Madrid sobre el mediodía. El Sol prometía su aparición a pesar de que reinaba el Invierno y en el Norte suele ser ventoso y lluvioso por norma general. 
Dejó atrás los pueblecitos de Valdurriales, Fresnedoso y Lagunilla. Discurrió por Laredo, Liendo e Islares cuando amanecía. Pasó por Castro Urdiales contemplando una hermosa panorámica de la "ciudad", ( que tal titulo ostenta desde 1.909 ) . Era "villa" desde 1.163, título otorgado por Alfonso VIII ) panorámica enriquecida por las tres construcciones que se yerguen juntas y orgullosas sobre el perfil de la costa: La iglesia medieval de Santa María de la Asunción, el puente romano sobre el que se asienta el faro y el peñón de Santa Ana, coronado por una pequeña ermita. ( Armas, Escudo y Señal... Castillo, Puente y Santa Ana... Naos, Ballena y Mar Llana... son de Castro la Leal ) Bellísima zona monumental, pétrea herencia de los antepasados.
Enfilando hacia el Alto de Saltacaballos le acompañó un tímido sol. Allí abajo, en la mar de cántabros, autrigones y después flavios ( los romanos colonizadores ) varios buques mercantes navegaban hacia Bilbao. 
Pasó por Ontón, La Rigada y El Haya ( linea divisoria entre Cantabria y Vizcaya ) Dejó atrás "Petronor", la refinería petrolera de Somorrostro, en pocos minutos, aproximándose al "Botxo", dentro del discurrir de un tráfico tranquilo, que por algo se había anticipado a la caravana mañanera de los que se dirigen a sus trabajos en Bilbao, Baracaldo, Portugalete y otras localidades de ambos márgenes de la ria.
Durante breves minutos tuvo a su izquierda, abajo, el río Nervión, convertido ya en la popularísima "ria", y el imponente arco del  estadio San Mamés, "la Catedral del Fútbol"
Un largo tunel le llevó hasta Arrigorriaga. Atravesó tierras alavesas y se despidió de las verdes montañas norteñas al rebasar el desfiladero de Pancorbo, ya en la meseta burgalesa.
A partir de Burgos el paisaje se volvió árido y monótono, toda una vasta extensión de la muy ancha Castilla, la de tantos pastores, hidalgos, nobles, pícaros... Por donde cabalgó "con doce de los suyos" el muy combativo Don Rodrigo Diaz de Vivar, al que los moros llamaron "Cid Campeador"
Comió sin prisas pero con frugalidad en un área de servicio, y bebió café solo largo para no dormirse en los tediosos kilómetros que aún debía recorrer hasta llegar a su destino. Aún se entretuvo durante un largo rato leyendo un periódico burgalés y mirando distraidamente a la tele, aunque despertaron su atención los comentarios referentes al gran suceso que vivía España en esos dias: Un gran barco petrolero llamado "Prestige" acababa de hundirse frente a las costas gallegas, provocando un desastre ecológico de enorme magnitud.
Llegó a Madrid a la 1´30 de la tarde de un día soleado y fresquete con algunas nubes altas. Tras rodear la villa por la M30, tomó la salida de Santa María de la Cabeza, que le llevó directamente a Atocha. Estacionó en un parking junto a la estación y se sumó a la riada colorista de viajeros y maletas que fluía de los trenes AVE y cercanias dirigiéndose a la Glorieta de Carlos V, más conocida por Glorieta de Atocha. Algo menos de año y medio faltaba para que algunos de esos vagones de cercanías se convirtiesen en hierros retorcidos y cuerpos humanos muertos o mutilados por obra y gracia del terrorismo islámico.
A pocos metros de donde Tony Leblanc y Antonio Ozores timaron a un confiado "isidro" por el procedimiento de "la estampita", en la célebre película Los Tramposos, operaban en este momento los modernos "trileros", y estaban desplumando a otro agilipollado "isidro".

( Continuará )

sábado, 14 de junio de 2014

Zurbahistorietas del sábado presenta...







En manos del enemigo

Allí abajo estaba su siguiente presa. Le quedaban un par de bombas y las iba a utilizar de la misma forma provechosa que las anteriores. Hizo una pasada sobre el convoy militar para elegir su presa y remontó rapidamente el vuelo.
Ya había elegido: era un land rover que se desplazaba entre dos carros de combate, como si estos lo escoltasen. Posiblemente un pez gordo, un general.
Describió un largo círculo hasta conseguir la posición de ataque más adecuada.
Llegando ya al convoy, descendió en picado con la temeridad acostumbrada. Justo delante del morro del aparato tenía al land rover. El descenso era de infarto. En el mismo instante que tiró de la palanca hacia arriba para iniciar brúscamente el ascenso, pulsó el botón de lanzamiento de las bombas. El arreón que pegó el avión en ese instante, solo podia soportarlo un hombre concienzudamente entrenado.
Mil metros más arriba miró hacia el suelo y comprobó su obra: el land rover ardía con sus ocupantes dentro, y unas llamaradas gigantes se elevaban desde el enorme cráter que habían producido las bombas.
Orientó el avión hacia la base pensando ya en una buena ducha y en una mejor cena. Siempre regresaba de sus misiones con un apetito extraordinario.
Pero un trágico destino le aguardaba. El avión empezó a hacer ruídos raros y a perder altura. Durante varios minutos intentó hacerse con su control, pero fue en vano. "Maldito cacharro!" Estaba cansado de oír que el Eurofighter ( un juguetito cuyo precio rondaba los 80 millones de euros ) solía tener fallos importantes, demasiado importantes, pues ya habían sucedido varias tragedias. "Su puta madre, me ha tocado a mi esta vez!"
No tuvo más remedio, pulsó el botón de eyección y al momento se vio descendiendo lentamente bajo la campana de un paracaídas. "Pues menos mal que ha funcionado el sistema de eyección!" En el preciso instante de pulsar el botón había recordado que también se registraron fallos en los sistemas de eyección de varios aparatos.
Vio a lo lejos al "maldito cacharro" estrellarse contra una colina.

Caer en manos del enemigo era ahora su gran temor. Se afanó en recoger a toda leche el paracaídas para ocultarlo entre unos matorrales y salir pitando hacia un bosque próximo, pues en aquel llano estaba demasiado expuesto a ser descubierto.
Un hombre detuvo su motocicleta muy cerca de él. El piloto sacó su pistola y le apuntó.
- No tema, amigo, pertenezco a una familia de granjeros que vivimos en aquel monte. - y señaló hacia el monte - Todos trabajamos para la Resistencia. Venga, suba a la moto!
Por el camino le explicó que los militares rebeldes confiaban en ellos. "No sospecharán que hemos recogido a un piloto enemigo" Pero el piloto no las tenía todas consigo, el temor a caer en manos de los soldados a los que había bombardeado era muy fuerte.
Instintívamente se llevó la mano a uno de los bolsillos de la camisa en donde guardaba la cápsula de cianuro que le libraría de una insoportable session de tortura.
Sus temores, no obstante, se disiparon al conocer a la simpatica familia de granjeros, tres agradables matrimonios con sus niños, cabras, ovejas y caballos.
- Pero los soldados pueden aparecer por aquí en cualquier momento.
- No tema - le dijo uno de ellos - no sospechan de nosotros. De todas formas, una de las mujeres va a bajar al pueblo a hacerse la encontradiza con ellos, y les dirá que le hemos visto a usted subir a un coche y alejarse.
Tantas explicaciones apaciguaron sus nervios. Logró conciliar el sueño y la mañana siguiente transcurrió en paz y armonía para todos. Sólo hasta las primeras horas de la tarde para uno.

A la mañana siguiente una patrulla de soldados llegó a la granja, pero no dieron con él. La simpatica familia que formaba aquella asociación secreta de antropófagos se lo había merendado el dia anterior.
Había caído en manos del enemigo... y de sus estómagos.