lunes, 28 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 41 )






La Bruja

- Tenemos un suicidio, mi teniente.
- Caray, pues qué bien, no nos obliga a buscar a más asesinos.
- Me temo que este suicidio pueda estar relacionado con el caso de Joselín.
- Vaya, pues... desembuche, Jiménez.
- Un hombre ha aparecido en la bañera de su casa desangrado. Todo da a entender que es un suicidio, no se ha detectado la presencia de otra persona que lo haya podido falsear.
- En la bañera?... corte de venas, claro.
- Sí, mi teniente, como Séneca. - Dudó un segundo - O fue Sócrates?
- No trate no de impresionarme con su erudición, Jiménez. Continúe.
- Es un hombre de sesenta y tantos años años, canoso y delgado. Bueno, ya se puede decir con exactitud: 65, lo tenemos identificado. Se ajusta a la descripción que hizo el casero de Joselín, Don Santos del Bosque, del hombre al que abroncaba Joselín la noche en la que fue a verle a su casa.
- Bueno, no deja de ser la descripción de un tipo de individuo muy común, mi difunto padre también era alto, delgado y canoso.
- Es que hay más, mi teniente. Este hombre es un conocido homosexual de los que pagan los servicios de "chaperos"
- Ahora sí, Jiménez!... Esto ultimo nos da que pensar. Dice que lo han encontrado en la bañera de su casa. En dónde está su casa y quién se encontró el cadaver?
- No es en Lobodoiro, mi teniente. La vivienda del muerto está en Santoña, en la calle Juan de la Cosa. El cadaver lo encontró la señora que le hacia la limpieza de la casa una vez por semana.
La "memoria enciclopédica" de Madero le sirvió un par de datos al momento: "Santoña, villa marinera. Hijos ilustres: Juan de la Cosa y Carrero Blanco"
- Bien, Jiménez, yo aún estoy ocupado en Madrid, mañana tengo que localizar a la victima de la broma de José Luis en Alcalá de Henares, pero es posible que el lunes me vea obligado a seguir otra pista. Cuando el forense diga la última palabra, me vuelves a llamar. Correcto?... Mientras tanto interrogais a los vecinos de ese hombre y a la vecindad del chabolo en donde vivía Joselín. Por cierto, cual es el nombre de este ultimo muerto?
- Sandalio Torremayor Gabicagogueascoa.
- Joder, la batería! 
Antes de que pudiera decirle algo más a Jiménez, la comunicación se cortó.
Sintió que algo se movía en la penumbra del callejón. Se volvió rápido y vio la silueta de una bruja con su escoba y todo. La "bruja" era uno de los artistas callejeros de la Calle Postas.
- Joder, tío, nos tratan como a trapos! - se quejó la "bruja" mirando a Madero - A ti tampoco te dejan entrar a mear a los bares?

( Continuará )

domingo, 27 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 40 )







Ambientillo navideño madrileño

Cenó en un restaurante económico de la calle Fuencarral y luego, tras cruzar la Gran Vía por un paso inferior a la altura de Telefónica, descendió por Montera en dirección a Sol. La popular Calle de la Montera, de clara resonancia taurina, había aumentado en los últimos tiempos su número de prostitutas, siendo ahora en un elevado porcentaje africanas, sudamericanas, rusas y de otros países del Este. El contencioso entre los vecinos y el Ayuntamiento por el "problema de la prostitución" llevaba camino de eternizarse.
- Hombre grande, tú venir conmigo, yo barato. Yo hacerte un "francés" si tú te gusta, cariño.
Así intentó captar la atención de Madero una exuberante subsahariana.
"Si no fueese porque un indeseable mafioso le está explotando a ella y nos va a controlar a los dos desde la habitación de al lado, no me importaría irme ahora mismo con esta hermosa criatura"
Madero se sentía monógamo y era feliz en su matrimonio, pero irse de putas y a los toros han sido consideradas siempre dos honrosas tradiciones, por más que los nuevos tiempos las consideren insanas y crueles. El machito ibérico necesita presumir de putero y gozar con el "arte sangriento" de la tauromaquia.
Se detuvo unos instantes a ver los zapatos que se exhibían en el escaparate de "Los Guerrilleros"; después vio los carteles de las películas en la fachada de los multicines Montera, en donde antes estuvieron los Almacenes Arias de tan infausta memoria, trágico final de un puñado de bomberos que intentaban sofocar un terrible incendio.
Se mezcló entre el bullicio de La Puerta del Sol, ya engalanada de luces y motivos navideños, lo mismo que Montera, Gran Vía, Carmen, Arenal, Carretas...
Las vendedoras de décimos navideños apostadas frente a la celebérrima administración de "Doña Manolita", no cesaban de pregonar la suerte y gastarse bromas entre ellas.
Se tomó una caña y una ración de calamares en una tasca de la Calle Postas, viendo el trasiego de padres y criaturas, jovenzuelos y abueletes con gorritos de Papa Noel, panderetas y zambombas, junto a los que cargaban con pinos y abetos artificiales para poner la Navidad en casa.
La Calle Postas, que unía en unos doscientos metros la Puerta del Sol y la Plaza Mayor, estaba colmada de bares y tiendas con solera, y era la única arteria de la city en donde se permitía la actuación de artistas callejeros. La Plaza Mayor, presidida por Felipe IV a caballo, ( un caballo que no envidiaba los atributos del caballo de Espartero ) tenía una larga historia en lo positivo y en lo negativo. El propio Felipe IV presidió en esta plaza - que también fue taurina antes de inventarse las plazas de toros redondas - los juicios sumarísimos o patochadas de juicios de la Santa Inquisición a los herejes, brujas, judaizantes, sodomitas, etc., que luego eran quemados en donde más tarde Carlos III mandó erigir la Puerta de Alcalá.
En esta emblemática Plaza Mayor estaba instalado ahora el mercadillo de arbolitos y motivos navideños diversos. En verano las terrazas hosteleras se nutren de turistas que son "clavados" con premeditación y alevosía, pues estos baretos "typical spanish"son lo más caros de todo Madrid y con mucha diferencia. Nada que ver con los amables bares de Postas, unos metros más abajo.
"Si me viese Encarnita comiendo una ración de calamares después de haber cenado hace sólo media hora... Debe ser el aire de la sierra, que despierta el apetito. Y si supiese el pensamiento impuro que he tenido cuando me ha tentado la hermosa negrita!"
Sintió en su bolsillo la vibración del móvil.
- Sí?!... Sí?!... Diga?!... Cagüen la polla, no oigo nada!... Eres Jiménez, no?!... Un momento, que aquí hay mucho jaleo, voy a acercarme a una calleja que he visto.
Avanzó unos pasos en dirección a la bocacalle.
- Sí, creo que ahora puedo oírte. Dime, Jiménez.
- Malas noticias, mi teniente.
- Y cuándo las hay buenas en este oficio?...

( Continuará )

sábado, 26 de julio de 2014

Zurbahistorietas del sábado presenta...








Campo o playa


( Para el concurso de relatos veraniegos de El Periódico del Prat )


Era el gran dilema familiar de todos los veranos para los Berzosa. Don Atanasio Berzosa, el orondo cabeza de familia, solía decir que le daba lo mismo. La opción campestre era el camping "Los Pinillos", y en los bares del pueblo, "Pinillos del Duque", servían exquisitas paellas y jarras de cerveza muy fría, lo mismo que en los chiringuitos de "Playa del Conde", el pueblo de la playa. Por lo tanto, a Don Atanasio y a su monumental barriga paellera-cervecera, les daba igual arre que so, playa que campo.
Doña Sonsoles, la esposa, se decantaba por el camping sin ninguna reserva, porque no soportaba madrugar para clavar la sombrilla en la primera línea de playa. Además, la "piscina olímpica" del camping le era más que suficiente para poner a remojo sus magras carnes.
Felicitas era una catorceañera rechonchita y muy protestona, y sus protestas subían de tono en estas fechas porque ella prefería la playa.
"Jo, el camping es un muermo, no va ninguna amiga mia del cole!"... "Papá, a que te da igual comerte la paella en la playa?"
Don Atanasio sonreía o respondía ambiguamente porque su señora imponía mucho y al final había que hacer su santa voluntad.
Gilbertito tenía sólo siete años, pero también opinaba. El quería playa, como su hermano, porque en la piscina del camping no había rocas para coger lapas ni se veían mamás con las tetas al aire.
Sin embargo, la elección campestre triunfaba casi todos los veranos porque la abuela, Doña Anunciata, era una enemiga declarada de la playa, y tanto que su cantinela se había hecho célebre: "Las playas son muy, muy, muy peligrosas!"
Si a esto le añadimos que el camping - un camping de tercera categoría - salía más barato que alquilar una vivienda de mala muerte en Playa del Conde, lo cual significaba que podían permitirse incluso el lujo de acampar más días, pues santas pascuas, todos al camping de Pinillos del Duque... para desesperación de Felicitas y Gilbertito.
"Pero al final siempre termináis pasándolo bien, y haceis amigos nuevos", les recordaba Doña Sonsoles cada verano, con lo cual sólo conseguía que se enfurruñasen más.




El camping de Los Pinillos estaba situado a unos 150 metros sobre el nivel del mar, y la playa de Playa del Conde se les ofrecía en una hermosa panorámica. Felicitas y Gilbertito hubiesen preferido no verla para no pasarse todas las vacaciones pensando amargamente en ella.
Cierta noche, cuando ya llevaban una semana instalados en el camping, al viento le dio por soplar de una manera inusual para ser verano. Ningún campista pudo pegar ojo en toda la noche e incluso salieron volando tres tiendas de campaña de pardillos que las tenían mal sujetas.
Alguien dio la alarma por la mañana y todos salieron corriendo hacia el mirador desde el que se podía observar una larga distancia de costa y playas. Y lo que vieron les puso la carne de gallina: olas gigantescas estaban convirtiendo Playa del Conde y otros pueblos próximos en una prolongación del mar.
Un señor mayor tenía su transistor puesto al máximo de volumen, y todos pudieron escuchar esto: "Se calcula una cifra aproximada de 1.500 muertos hasta este momento. Algunas personas han logrado escapar. Otras muchas luchan desesperadamente por sobrevivir"
Felicitas se agarró a su padre, estaba asustadísima.
- Papá, eso es un tsunami?
- Sí, hija, sí. Bueno, en mis tiempos se llamaba maremoto.
La abuela aprovechó la conyuntura para soltar su frase fetiche:
- Las playas son muy, muy, muy peligrosas!
Doña Sonsoles le lanzó una mirada furibunda a su marido para espetarle a renglón seguido:
- Atanasio, por Dios, cómo es posible que te estés tomando una cerveza a las siete de la mañana?!
Pero fue Gilbertito el que puso la guinda:
- Mamá, bajamos a ver cómo se ahogan?
 
                                                                   Fin


( Sirva esta historieta como homenaje a mis familias favoritas de la ficción: La Familia Cebolleta, La Familia Ulises, La Familia Monster, Los Simpson e Ignatius J. Relly y su madre )

viernes, 25 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 39 )











Un poco de acción en La Gran Vía.


- Cerrajero, soy el inspector Madero!
- Hola, inspector, no me extraña que me llame, yo le iba a llamar ahora mismo. Se trata de Charito, verdad?
- Sí, no ha acudido a la cita.
- Ya lo sé, me ha llamado para decirme que sentía indispuesta. Ella no tiene su teléfono y por eso no ha podido comunicarse con usted. Pero le he preguntado por la dirección del individuo al que le hicimos la broma del coche y ha habido suerte porque tiene otra agenda en casa. Tome nota, inspector.
- Dígame.
- Se llama Onésimo Cuadrado y vive en la calle Río Manzanares 1, Quinto C de Alcalá de Henares. El teléfono es 8810601. Ya sabe que ahora hay que poner también el prefijo de la comunidad, el de Madrid es el 91.


Nada más terminar el diálogo telefónico, Charito Coscojuela y Anselmo Cerrajero se miraron en silencio unos segundos. Estaban en la vivienda del realizador, en la calle Augusto Figueroa, muy cerca de la Plaza de Chueca.
Charito no quiso ver al detective en cuanto se enteró por una llamada de Cerrajero de que José Luis Calvillo había sido asesinado, y le pidió al realizador que se juntasen a hablar del asunto.
- Ya sé que tienes razón, Anselmo, pero no me lo reproches más, por favor. Me he puesto muy nerviosa, por eso no he querido ver a ese inspector.
- El lunes te reúnes con él como si tal cosa, porque seguro que te volverá a llamar. Tú no debes temer nada, Charito, no has matado a nadie.
- Pero me notará que estoy nerviosa.
- Le dices que es porque no estás acostumbrada a que te interroguen por un asesinato.
- Anselmo, tú crees que ha sido él.
- No lo puedo jurar, pero no me extrañaría nada. De todas formas, nuestra mejor postura es mantenernos en silencio. No sabemos nada, pero nada de nada, y además es verdad.


El inspector Madero abandonó la Cafetería Dulcinea y decidió dar un paseo por la Gran Vía, que a esas horas ya empezaba a animarse.
La Gran Vía transcurre paralela a Leganitos, a muy pocos pasos de donde se encontraba. Bajó hasta la Plaza de España, dobló a la derecha y enseguida se situó la Gran Vía, infestada de paseantes y muy ruidosa de vehículos.
Los gritos de una mujer, unos cien metros más arriba, en la misma acera, atrajeron su atención. Al momento vio a un magrebí abrirse paso corriendo entre la multitud, empujando a algunos peatones, llegando a derribar a un par de ancianas y causando más griterío y desconcierto. El magrebí se dirigía hacia él sin aminorar su loca carrera, llevando un bolso de mujer en la mano. No había ninguna duda: "blanco y en botella..."
Madero no se arredró como el resto de los peatones. Le puso la zancadilla y el tironero cayó al suelo. Pero reaccionó enseguida sacando una navaja del bolsillo e intentando ponerse en pie. El inspector le dio un fuerte puntapié en un muslo, provocando que el mangante se retorciese de dolor. Acto seguido le pisó el brazo obligándole a soltar la navaja, y finalmente le pisó la cabeza apuntándole con su semiautomática Glock 30, lo cual provocó la espantada masiva de curiosos.
No tardó en detenerse uno de los coches 092 que patrullaban por la Gran Vía. Justo en ese momento llegó la mujer a la que habían robado el bolso, deshaciéndose en agradecimientos y desmaquillada de tanto llorar.
Madero tuvo que bajar el arma e identificarse al instante porque los munipas se acojonaron al ver a un hombre tan grandote con una "pipa" en la mano. Respiraron aliviados al percatarse de que no era un mafioso ruso o ukraniano.
"Oh, a esto se le llama disfrutar de un buen fin de semana en Madrid!", pensó el irónico picoleto.


( Continuará )





jueves, 24 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 38 )








La reportera de la playa

- Le han asesinado.
- Hostias, no joda!... Y cómo ha sido?
- De veinticinco cuchilladas.
Al inspector no le pasó desapercibida esta reacción "ilógica" del televisivo. Mostró demasiado asombro al recibir la noticia del asesinato de alguien del que decía no acordarse, al que supuestamente no había tratado en persona, sólo le había "visionado" en la sala de montaje. Y no sólo eso, también le pareció ver un brillo de miedo en su mirada. Archivó estos detalles para mejor ocasión y decidió seguir la pauta establecida.
- Según nos informó la secretaria de la productora, con la que también estoy citado, como usted ya sabrá, José Luis sólo participó en cuatro de las bromas. Me interesa mucho saber los detalles de cada una de ellas, recoger opiniones de los que le trataron, revisar los videos, etc.
- Estoy ahora recordando... Sí, era un chico introvertido. La verdad es que no daba mucho juego y por eso se prescindió de él. En tres de las bromas apenas fue un comparsa. Sólo se le dio protagonismo en una de ellas.
- En la que se sube a la baca del coche de la "víctima" y da saltitos?
- Sí, justo, en esa.
"Caray, qué rápido recuperan la memoria algunos"
- Si yo echase a volar la imaginación, pensando en la venganza de alguno de los "afectados" por las bromas, me encontraría con que sólo hay un sospechoso, no?, el propietario de ese vehículo.
- No, pero eso es imposible, la broma sólo se emite si el "afectado", como usted lo llama, firma una autorización.
- Ya, ya, pero supongamos que en el montaje se hace todo lo posible para que quede totalmente ridiculizado. El no firma tras haber visto el montaje, sino justo al acabar la broma, según mis informaciones, justo unos minutos después de que los actores le digan: "Mire, mire, allí están las cámaras"
- Sí, claro que se puede hacer eso, pero le voy a decir una cosa, entre usted y yo, este individuo quedó sobradamente ridiculizado por su conducta, pasó mucho miedo, y no por el montaje, pero se le hacía el culo agua por salir en la tele, como todos los que venden sus intimidades. Era un tío un tanto bobo, no me lo imagino matando a nadie, y mucho menos yéndose hasta Cantabria y haciéndolo a sangre fría.
Aunque sus explicaciones eran convincentes, siguió notando que ocultaba algo.
- De todas formas, quisiera que me facilitase la dirección de este hombre. Creo que no habrá ningún problema.
- Bueno, hasta el lunes la productora no abre, pero a lo mejor Charito esta tarde le puede echar un cable si quiere ganar tiempo. Ella tiene las llaves de Fantastic, que está aquí al lado.
- Tome, es mi tarjeta, no deje de llamarme si recuerda algo.
- Desde luego, y aquí tiene la mia.
En la despedida, Anselmo Cerrajero recuperó la jovialidad con la que se había presentado.


Pero Charito Coscojuela no apareció esa tarde. Tras una hora de espera, Madero empezó a elucubrar: "Cerrajero se ha asombrado de verdad cuando le he dicho que a José Luis le habían asesinado. En los primeros momentos ha adoptado la pose de "déspota ilustrado": dirigió el programa pero no trató con los actores. Después ha cambiado el chip y se ha mostrado ocurrente y servicial. Y ahora me deja plantado la secretaria de la productora. A Cerrajero le da miedo algo, pero qué?... Habrá alguna relación entre Cerrajero y Charito, aparte de la meramente profesional?... Estoy frente a la clave del asesinato?..."
Decidió llamarle. Marcó el número del móvil que aparecía en su tarjeta bajo la inscripción: "Anselmo Cerrajero Canfranc. Director de programas de Fantastic Media"
Mientras aguardaba a que este atendiese al móvil, miró distraídamente a la televisión. Una joven reportera entrevistaba en una playa de Galicia a algunos de los voluntarios del chapapote. La reportera vestía igual que los voluntarios¨: traje y gorro blanco de papel y botas de goma. Se hizo una reflexión muy atinada: "Personas anodinas como José Luis no tienen futuro en la televisión, pero hay profesionales muy preparados y quizá sea el caso de esta periodista, ella a lo mejor ve cumplidos sus sueños"
Un detalle le llamó la atención: En la parte inferior de la imagen aparecía sobreimpresionado el nombre de la reportera: "Letizia Ortiz"
"Je, je, qué fallo más tonto, Leticia con zeta!"


( Continuará )

miércoles, 23 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 37 )









Dulcinea y el chapapote

Esta vez se alojó en un hostal de la Cuesta de Santo Domingo, muy cerca de la Calle Leganitos y, por lo tanto, de su lugar de la cita, la cafetería Dulcinea. Salió muy pronto del hostal para darse un garbeo por la Gran Vía y la Plaza de España, lugares de sus andanzas juveniles y de su luna de miel con Encarnita. Admiró de nuevo el monumento a Cervantes con sus criaturas inmortales: Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea del Toboso, rodeado por una turba de japoneses locos por sacar fotografías desde todos los ángulos. Elevó la mirada como un paleto en la city hacia la altura de los dos imponentes rascacielos, los primeros que se construyeron en Madrid. De allí partía la Calle de la Princesa en dirección a La Moncloa, dejando a su derecha el palacio de Doña Cayetana y a su izquierda la famosa plaza "de los cubos"
"Jo, por aquí aparecieron los "nacionales" dispuestos a iniciar su gran venganza contra todo bicho viviente "rojo"
Efectivamente, falangistas, moros y legionarios entraron en Madrid por esta zona, y continuaron la guerra a la cruel manera de los vencedores, bendecidos además por la Santa Madre Iglesia y un papa protector de nazis.
Desayunó chocolate con porras en la propia cafetería Dulcinea, veinte minutos antes de la cita. Le dio un repaso al periódico: Los españoles se habían organizado muy bien para limpiar de "chapapote" las playas gallegas. Los responsables de la comunidad de Madrid se congratulaban del excelente trabajo de sus bomberos y policías voluntarios, así como de los civiles voluntarios, trabajos realizados en la playa de Corrubedo, reserva de la Naturaleza. Otras comunidades tenían a su gente en las vecinas poblaciones de Carnota y Muxiá, y esta última se había hecho muy mediática por el zarandeo que les habían dado los vecinos a algunos políticos.
En la tele pudo ver una tertulia matinal con mayoria de tertulianas amas de casa y un par de periodistas gais especilizados en "prensa rosa".
"Es posible que a alguien le interesen estas pendejadas que están hablando?", se preguntó Madero.
Y apareció por la puerta de la cafetería su primer invitado, el realizador televisivo Anselmo Cerrajero, director del programa "Tepillaó pringao!"
El señor Cerrajero era un hombre de unos cuarenta y cinco abriles, bajito pero musculoso, barbudo y ligeramente melenudo al estilo de los Beatles de la primera época. Su punto más característico era la jovialidad. Tras darse un apretón de manos con Madero, sintiendo la manaza del policía y observando su corpachón, se permitió una chanza:
- Usted sí que da el tipo de policía auténtico, ya me gustaría disponer de un actor de su presencia para hacer un buen personaje de detective, todo un comisario Maigret, je, je!
Para que fuese cogiendo confianza, Madero le permitió que se explayase. Cerrajero le contó que hacía ya muchos años que había desistido de sus aspiraciones a convertirse en un gran director de cine, "porque me va bien con las cosas que hago para la tele. Empecé realizando anuncios y haciendo de ayudante de otros realizadores, y ahora me han ascendido a director de programas en Fantastic Media"
La conversación llevó al asunto que le interesaba al detective. 
"Si, conservo un buen recuerdo del "Tepillaó!", tuvimos unos excelentes niveles de audiencia, la "prueba del algodón" que nos demostraba que el público se lo estaba pasando bomba"
Pero el ánimo de Madero empezó a enfriarse cuando el realizador dijo:
"Pues no, no recuerdo a ese José Luis, la verdad es que pasaron muchos actores por el programa y, claro, sólo les dimos continuidad en las bromas a unos ocho o diez, los que mejor se enrollaban. No crea usted que es fácil fingir con naturalidad ante un desconocido al que se está puteando, mientras se siguen las órdenes por el "pinganillo"
"Yo le hubiese recordado en el caso de haberme encargado de la realización de algunas bromas, pero mi misión era la de coordinar el trabajo de los tres realizadores a mis órdenes y supervisarlo todo, tanto el montaje como el directo en el plató. Los realizadores me decían qué actores funcionaban bien y de cuales debíamos prescindir, y yo daba el visto bueno"
Hizo una mínima pausa y luego preguntó:
- Pero, bueno, le ha pasado algo a ese muchacho?
- Le han asesinado.
- Hostias, no joda!

( Continuará ) 

martes, 22 de julio de 2014

Tres casos del inpector Madero ( 36 )









Gais y obispos.

El inspector Madero dio órdenes precisas a sus hombres para que trabajasen intensivamente buscando pistas sobre la vida más privada de José Colindres "Joselín", el admirado proel de la trainera de Lobodoiro muerto en enigmáticas circunstancias, joven muy conflictivo y, al parecer, con una vida sexual "oculta", según las palabras de su padre: "Lo vi y no me lo creí, le estaba masturbando a un hombre dentro un coche. Menuda marranada!"
Les dijo que interrogasen discretamente a los homosexuales del pueblo, sin faltarles el respeto en ningún momento.
- Estamos en 2.002, ya casi en 2.003, y los homosexuales tienen más derechos que los obispos. Así que andaros con ojo, lo último que me apetece es una denuncia del colectivo de homosexuales.
Por unos días el caso de Joselín va a ser vuestro y el de José Luis mio. Veremos quién avanza más, je, je! Usted tiene el mando, Jiménez, le hago responsable.
Dos horas después de dicho esto se encontraba en el aeropuerto de Sondica ( Bilbao ) esperando su vuelo con destino a la capital del Reino de los Borbones, unos Borbones que aún no estaban siendo cuestionados en la medida en que lo iban a ser diez años después.
Creyó que no le iban a llamar nunca para tomar aquel vuelo, pues el viento arreciaba de lo lindo en el Golfo de Vizcaya. Pero finalmente escuchó el aviso de llamada.
El aparato de Iberia se elevó dignamente a pesar de los soplidos de Eolo, un dios entre cuyas preferencias cuenta el norte de la Península Ibérica. Las turbulencias continuaron durante veinte minutos, volando entre las verdes Vascongadas y la árida meseta castellana, aunque desde la ventanilla sólo veía nubes grises y agua. Tenía la garganta seca y consumió medio vaso del "impopular" zumo de naranja de Iberia. A él le supo a gloria porque le acompañó la cara morena muy sonriente de la azafata y su meloso acento sureño, "un bombón de artesanía andaluza", pensó. Desde luego, no tenía aspecto de vasca ni de cántabra si nos atenemos a los estereotipos regionales.
Recapituló: "José Luis abandona el bar Praia de Antón Martín, calle de Atocha, porque le han ofrecido un trabajo mejor pagado, extremo este que pone en duda el dueño del Praia. En los días siguientes se le ve mucho por la calle; osea, no está trabajando, pues debería encontrarse lejos de allí, en la Plaza de Castilla. También se sabe que durante un tiempo frecuenta a un individuo marginal, Bibiano, al que le cuenta que le han hecho una oferta para un trabajo en televisión, así, sin más. Se le ve bien vestido. Trabaja sólo una semana como "gancho" en un programa de cámara oculta de la productora Fantastic Media: "Tepillaó pringao!" Tres semanas en el Bar Praia y una semana en la tele. Qué hizo el resto del tiempo?... Ahí está la clave de su asesinato. Veremos que me dicen Anselmo Cerrajero y Charito Coscojuela"
El viento ya se había calmado cuando el avión sobrevolaba Somosierra iniciando el descenso a la megaurbe contaminada que otrora fue Magerit y mucho antes un denso bosque en donde predominaban los madroños y vivían los osos a sus anchas.
En ese momento, tres subinspectores iniciaban su recorrido por los bares de ambiente de Lobodoiro y varias localidades próximas. Lo principal era enterarse de quién o quienes habían tenido relaciones con el remero y a partir de ahí seleccionar a los posibles sospechosos.
( Continuará )

lunes, 21 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 35 )







La revelación de Don José.


Diciembre estaba dando lo suyo de frío y de lluvia; ventarrones desesperantes y mar encrespado durante días y días. Olas de varios metros se estrellaban furiosas contra los diques del puerto. Lobodoiro, durante el riguroso invierno, no era un lugar apetecible para vivir, pero sus habitantes estaban "genéticamente aclimatados" porque los antiguos cántabros y autrigones, descendientes del homus antecesor, hicieron suyo este entorno hostil muchísimo antes de que existiesen el Racing de Santander, la autopista del Cantábrico y los sobaos pasiegos.


José Colindres padre y Toribia Cerredo, autores de la vida del siniestrado Joselín, recibieron a los investigadores Madero y Jiménez con cara de pocos amigos.
- Ya les dije todo lo que les tenía que decir la otra vez que estuvieron. - Protestó Don José.
- No es suficiente - Contestó en el mismo tono agrio el inspector.
- Me está vacilando?
- No dedico mi tiempo de trabajo a vacilar a nadie, señor. Usted no les dijo a mis hombres la vez anterior que su hijo se había ido de casa.
- Mi hijo ya era mayor de edad y los problemas familiares no creo que le importen a usted.
- Se equivoca, a su hijo le mataron cuando ya no vivía aquí, por lo tanto tengo derecho a saber porqué su hijo abandonó el domicilio. Lo considero muy importante para la investigación.
Doña Toribia se echó a llorar.
- Ve?, ya la ha asustado!
"El que la asustas eres tú, hijo de puta"
Habló la sufrida cónyuge:
- José, cuéntales a estos señores lo que quieran saber.
Y siguió llorando, pero más bajito. Tras unos minutos de tensión y varias miradas cargadas de electricidad, Don José aceptó a hablar para no empeorar más la salud de su esposa.
Aún conservaba su aspecto robusto de los cuarenta y cincuenta años, de sus últimos años como piloto del barco de pesca "Virgen de Lobodoiro"
- No le echamos de casa. - Miró a su mujer de soslayo - Yo no lo eché de casa, quiero decir. Tuvimos algunas discusiones fuertes porque no ponía todo el interés necesario en buscar trabajo. Antes tuvimos otras discusiones porque le echaban de los trabajos; se mosqueaba con los capataces y les daba malas contestaciones, y un día incluso le empujó a uno y tuvieron que separarles. A mi hijo no le gustaba recibir órdenes, era muy orgulloso, muy cabezón. Pero yo no le eché de casa, él se fue... - Hubo un largo silencio y... - él se fue porque le avergoncé al decirle que me había enterado de que se entendía con hombres.
- Que "se entendía con hombres"?... Explíquese, por favor.
- Sí, en la cama, en la cama!... o en los coches!
Doña Toribia volvió a romper en un largo llanto, y esta vez dio la impresión de que no iba a parar.


( Continuará )

sábado, 19 de julio de 2014

Zurbahistorieta del sábado

















Para el concurso de relatos veraniegos de El Periódico del Prat


Fieras en la playa


Fernandito Santibáñez era un crack, se desvivía por los demás. Al bueno de Fernandito le podríamos definir como un cincuentañero con sentimientos de niño bueno. En verano ayudaba a poner las mesas y sombrillas de algunos chiringuitos de la playa, o hacía de "hombre anuncio" recorriendo el paseo marítimo con un cartelón colgando. Y ya no diré más sobre Fernandito porque podría destripar el final de la historia.


La playa de Valdemares de Santa Rosaura era de arena blanca muy fina, embellecida con palmeras grandes y pequeñas que la separaban del paseo, y en verano adornada con sombrillas de todos los colores y publicidades.
En los últimos veranos abundaban las bañistas con las tetas al aire, pues el fallecimiento del anterior párroco troglodita había relajado las costumbres valdemaresenses y ya no acudían a la playa las viejas beatas a rezar el rosario ante las bañístas impúdicas.


Cierto día agosteño de 2.014 sucedió algo aparatoso. Cundió el pánico entre la población bañista porque apareció un león en la playa. El "Gran Circo de Kazakhstán" se había instalado en el pueblo días atrás, y en su repertorio incluía animales: leones, caballos enanos, un "burro inteligente" y un gorila. El gorila, el pobre, sólo vegetaba en el interior de una jaula herrumbrosa de reducidas dimensiones.
La desbandada de bañistas dejó la playa más vacía que cualquier día de invierno. Con lo que se habían esforzado algunos para pillar buen sitio en primera línea de playa, je, je!...
El león era muy viejo y estaba mermadísimo de facultades, tanto que lo que menos le apetecía era devorar bañistas. Su único delito había sido aprovecharse de que su cuidador se había dejado la puerta de la jaula abierta después de hacer la limpieza. Los demás leones estaban echando la siesta y no se percataron de la novedad.
Una sola persona se había quedado en la playa, desafiando el peligro y protegiéndose de la fiereza del sol bajo una sombrilla rojigualda. Era el más facha del pueblo, Don Aurelio Torregrosa, comerciante jubilado, un hombre gordinflón, nostálgico del franquismo y más enemigo de Rajoy y compañía que de los "sociatas"
Don Aurelio se sentía un héroe en estos momentos. Extrajo de su bolso de deportes con pegatinas de Franco y del águila imperial su pistola Astra para la cual contaba con su preceptiva licencia ( La tenía por si en alguna ocasión necesitaba utilizarla para defenderse de algún "maldito emigrante" ) y se dispuso a plantar cara al león a pecho descubierto, y nunca mejor dicho, si bien Don Aurelio tenía pechos, en plural. Quitó el seguro del arma y apuntó al felino, que ya estaba sólo a unos ocho metros de él.
Un segundo antes de apretar el gatillo le llegó el ulular de varias sirenas policiales. Mientras dudaba entre disparar o no disparar, vio acercarse por la arena a varios municipales y a un individuo que tenía pintas de "maldito emigrante" El individuo era el domador de leones, y aunque sabía que podía llevarse perfectamente a "Simba" sujeto con una cadena, como si se tratase de un perrito, hizo el paripé de cara a la galería. Le disparó un dardo con un fuerte narcótico que le durmió. "Simba" cayó al instante en brazos de Morfeo. Se lo llevaron al circo en una furgoneta, mientras aprovechaban para hacer su ruidosa publicidad: "Fieros leones de Bengala, antipodistas rusos, la bellísima trapecista Miss Taylor!..."


Los días siguientes fueron una pesadilla para la familia circense, pues tuvieron que aguantar los "escraches" de varios colectivos de defensa de los animales que llegaron desde distintos puntos de la provincia. "A-QUI-SE-TOR-TU-RA!... A-QUI-SE-TOR-TU-RA!...", gritaban los "escrachistas".
Pero el negocio no se resintió porque se había corrido la voz de que actuaban dos contorsionistas y una trapecista a las que "casi se les ve todo" ( La trapecista se anunciaba como Miss Taylor, pero en realidad era una alabeceteña llamada Enriqueta Terradillos )
Don Aurelio tuvo que aguantar el sarcasmo de un periodista local muy cachondo, un "maldito rojo" en opinion del interesado. El plumilla dijo en su crónica que "Don Aurelio no se arredró ante la fiera, como Carrillo, Suárez y Gutiérrez Mellado ante Tejero" Al facha esto le jodió lo indecible porque para él el héroe del 23F había sido indiscutiblemente Tejero. Pero fue desagraviado por sus incondicionales. Los fachas de Valdemares de Santa Rosaura le homenajearon con una suculenta paella para que engordase su estómago además de su ego.


Y tan sólo cuatro días después ocurrió otro aciago suceso similar al anterior, con la diferencia de que esta vez el final fue trágico. Apareció un gorila en la playa. Nueva desbandada de playeros. Y nuevamente Don Aurelio se creció en valentía, pero esta vez no estaba dispuesto a que le arrebatasen la pieza. No esperó a que el gorila se acercase. Levantó sus orondas carnes de la resistente silla plegable y caminó sudoroso hacia la posición en la que se encontraba el gorila, pistola en mano, decidido, enfebrecido, ansioso por matar... !
El gorila se había quedado pasmado porque no se esperaba tal desbandada de humanos. Don Aurelio llegó hasta él y le apuntó al corazón. Un sólo disparo sirvió para derribarlo, pero quiso asegurarse y le dio el tiro de gracia, balazo en la cabeza y adiós gorila!
Miró con orgullo hacia la multitud que le observaba desde el paseo. "Je, je, para que luego habléis mal de los patriotas que portamos armas. Os he salvado de un peligro latente, rojos maricones!"
Pocos minutos después llegaban los policías y los sanitarios. Bajo el disfraz de gorila descubrieron el cuerpo inerte de un hombrecillo cuyo error había sido presentarse en el lugar equivocado con un disfraz muy bueno. Algo parecido a lo del león, pero con un final peor, y eso suponiendo que el león viviese una feliz existencia durante su tiempo en el circo, antes de que decidiesen abandonarlo en una cuneta.


Fernandito convenció al dueño del chiringuito "El gorila playero" para que le comprase el mejor disfraz de gorila que vendían en una tienda especializada de la capital. "Ya verá usted, Don Sebastián, va a ser una promoción estupenda!"
Fernandito llegó a la playa bajo la piel del gorila, y antes de que pudiese gritar "Chiringuito El Gorila Playero, perscaíto frito todos los días!", vio que algunas personas echaban a correr. Creyó que lo hacían de broma y les siguió la corriente dándose golpes en el pecho, como King Kong. Hasta que vio a Don Aurelio apuntándole con una pistola. Y justo cuando iba a decir: "Hola, Don Aurelio, soy Fernandito"... BANG!!

Don Aurelio está a la espera de juicio, pero todo parece indicar que quedará en libertad. Su abogado alega legítima defensa, dado que nadie sabía que aquello era un disfraz.
Fernandito Santibañez fue despedido como un héroe. Incluso tocó en su funeral la banda de música de Valdemares de Santa Rosaura.
Los bobos de siempre, que son muchos, dijeron que el circo aquel tenía gafe. Ya no quieren acordarse de las dos contorsionistas y la trapecista a las que "casi se les ve todo"

viernes, 18 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 34 )









Un cadaver difícil de entender.



El inspector Madero y su subordinado principal, el cabo Jiménez, repasaron durante unos minutos la revelación del señor Del Bosque. Opino el teniente:
- Este caso a priori parece más sencillo que el de José Luis, le ha podido matar alguien para saldar una deuda. En el caso de José Luis aún no contamos con la más minima sospecha sobre un posible móvil. Sin embargo, Joselín se enfrentaba a todo el mundo, así que el asesino puede ser cualquiera.
- Incluso el hombre del que nos ha hablado Del Bosque?
- Sí, tiene más papeletas a favor en esta rifa porque el forense ha hablado de que al asesino le costó degollarle, y el hombre del que nos ha hablado Del Bosque es un hombre supuestamente mayor, aunque hay hombres mayores que conservan sus fuerzas hasta los setenta o así, ojo con este dato!... Sin embargo, lo que me crea incertidumbre es el hecho de que ambos bajasen por una de esas intrincadas trochas en aquella noche de ventarrón, lo que usted señaló en su momento, Garcia. Y está descartado que el cadaver fuese trasladado hasta allí.
- Sí, no se han hallado signos de haber movido un bulto pesado entre los arbustos con espinas. No se encontraron marcas en el senderico ni en el cadáver, tan solo restos de tierra en los zapatos y alguna mancha muy superficial, apenas detectada. No olvide que lloviznó esa noche. Y tampoco me imagino a un hombre cargando con un cadáver hasta allí. Y para qué, coño, para qué?!... Lo normal es lo que yo le dije, lanzarlo sujeto a una piedra desde un acantilado.
- Da su permiso, mi teniente?
- Adelante, Estébanez, y vaya apeando ya lo de "da su permiso" porque mientras estemos con estos casos me va a bombardear quinientas veces con la frasecilla. Qué se le ofrece?
- Tengo ya las dos citas de Madrid para usted. El director sigue trabajando en la misma productora, Fantastic Media, y se reunirá con usted en una cafetería próxima a la productora el sábado por la mañana. Se llama Anselmo Cerrajero. Esa misma tarde y en el mismo establecimiento se verá con la secretaria, Charito Coscojuela. Es la cafetería "Dulcinea", en la calle Leganitos 100.
- Correcto, el sábado.
- Sí, aquí le he apuntado las horas.
Le pasó la reserva del vuelo en cuyo sobre aparecían anotadas las horas de las entrevistas y el nombre y dirección del hotel.
- Me da tiempo antes de partir para entrevistarme con los padres de Joselín. Muchas gracias, Telesforo. Señores mios, con todo lo profesionales y efectivos que somos, no se nos pueden resistir esos malditos asesinos. Hay que pillarlos como sea!... Estamos o no?!
Telesforo Estébanez se percató de que el teniente sólo le llamaba por su nombre de pila cuando estaba de buen humor. Se estaría choteando?


( Continuará )

jueves, 17 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 33 )










Más sobre Joselín

- Su nombre?
- Santos Del Bosque.
- Bien, dígame, señor Del Bosque.
- Pues verá, yo tuve acogido a Joselín en un bajo de mi propiedad desde que le echaron de casa sus padres.
Madero y Jiménez cruzaron una mirada, los padres del difunto no les habían contado nada de eso.
- Y cuando fue?
- Perdón...
- Cuando le echaron de casa sus padres?
- Ah, pues hará un mes o así, Joselín discutía mucho con José, su padre, y su madre, que no anda bien del corazón, lo pasaba fatal. Así que decidió salir de casa. No tenía dinero porque le habían echado de la obra y...
- Le echaron de casa o decidió salir de casa, en qué quedamos?
- Bueno, debió de ser una mezcla de ambas cosas, el ambiente estaba al rojo vivo según me contó.
- Y usted le dejó que se alojase en ese bajo de su propiedad...
- Sí, yo le admiraba como deportista y me dolía verle en esa situación, aunque ya sé que en parte, lo que le pasaba, era por su mala cabeza.
Don Santos era un hombre menudito, no pasaría de 1'55 de estatura, con aspecto de conejo asustado y un bigotillo muy fino.
- Usted no habitaba en el bajo?
- No, señor, yo tengo mi piso en la calle Santander. El bajo es un chamizo en el que mi difunto padre guardaba los aparejos de pesca, herramientas y tras viejos. Yo le instalé agua corriente y un retrete por si algún día no podía pagar la hipoteca de mi piso y el banco se quedaba con él. Cuando le ofrecí a Miguelín que lo ocupase, aceptó encantado.
- Y eso es todo?
- No, hay más, hay algo que igual les sirve a ustedes para dar con el asesino.
- Estoy deseando oírle.
- Un día le oí discutir muy alto con alguien, con un hombre... que me pareció mayor.
- Que "le pareció" mayor?... Explíquese, por favor.
- Vera, yo vine un día a verle porque me dijo que una ventana no cerraba bien y se colaba el frío. Me acerqué para comprobar si lo podia arreglar yo o era cosa de llamar a un carpintero. Pero antes de llamar oí voces, estaba discutiendo con alguien. Luego vi salir al hombre y me pareció mayor por la forma de caminar.
- No le vio la cara?
- No, yo me había apartado unos metros de la puerta para no ser sorprendido si abrían, y el hombre salió caminando en la otra dirección. Además estaba anocheciendo. Me pareció mayor y delgado, con el pelo blanco.
- Y sobre qué discutían?
- No lo sé, estaba la tele muy alta y sólo se le oía a Joselín. Le llamaba al otro "cabrón" e "hijo de puta", y al final le dijo: "lárgate antes de que te mate a hostias"
- Y fue en ese momento cuando el otro salió de casa?
- Sí.
- Señor Del Bosque, vuelva mañana para repetir la declaración y firmarla. A estas horas andamos escasos de personal.
- Sí, señor.
- Y muchas gracias por su colaboración, pero debería haber venido antes. A veces los asesinos se escapan porque los testigos no colaboran a tiempo.
- Perdone usted.
- Oiga, lo de "cabrón" e "hijo de puta" no será de alguna película de la tele?
- Oh, no, en la tele estaban echando unos dibujos del Oso Yogui.

( Continuará )

miércoles, 16 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 32 )








Coscojuela

- Bien, cual es esa información?
- Algo relacionado con Joselïn. Hay un caballero esperando a que usted le tome declaración. Nos ha dicho que sólo hablaría con el que manda.
- Coño, pues que le interrogue el comandante, ja,  ja, ja!... Venga, ahora voy para allá.
- Le traigo aquí.
- No, quiero estirar las piernas, aunque sea por el pasillo. - Se volvió a Estébanez - Usted hable con esa tal...
- Charito Coscojuela.
- Eso mismo, y pídale una cita con el director de aquel programa televisivo. Cuanto antes mejor. Esta vez me desplazaré a Madrid en avión. En el caso de que ambos trabajen ahora en una productora distinta, preguntelé como localizar al director o directora. Haga incapié en que es muy importante. Si es preciso dígale que hay un asesino suelto dispuesto a matar a todos los que hacen televisión basura, lo que usted quiera, pero que la cita sea lo antes posible. Ah, y consígame también una entrevista con la propia Charito Coscojuela.
- A la orden, mi teniente.
- Nunca había oído yo ese apellido... Coscojuela.
- Yo sí, mi teniente, conocí a una chica en Barcelona con ese mismo apellido. Quiere triunfar como creativa de comics y la verdad es que tiene mucho talento. Si viese usted que...
- Ahora no es el momento, Estébanez, no me descentre. Póngase en contacto con Madrid... ya!, y yo voy a ver qué me dicen sobre el difunto Joselín. Esto no es un oficio, Estébanez, es una locura!
- Sí, mi teniente!
A pesar de la celeridad que quería imprimir a la investigación, el teniente Madero aún habría de pasar por muchas vicisitudes antes de resolver ambos casos y el que estaba por llegar. Y más tiempo habría de pasar hasta que los comics de Teresa Coscojuela abarrotasen los expositores de los quioscos y librerías de toda España y la "Capitana Indestructible" convirtiese una humilde y entrañable gasolinera de pueblo en el templo sagrado de sus fans. ( Ver el culebrón "Uno a uno y sin prisas" en este mismo blog )
- Buenas tardes, señor, quería usted hablarme de José Colindres, no?
- Sí, señor, de Joselín.

( Continuará )

martes, 15 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 31 )







Poca tele para José Luís.

Jiménez y Garcia cuchicheaban entre ellos en otra dependencia mientras el teniente escuchaba la primicia de voz del guardia Estébanez en su despacho.
- Sus padres debían ser unos sicópatas, mira que ponerle Telesforo de nombre, hay que joderse! - sentenció el tiquismiquis García.
- Antiguamente se ponían nombres muy raros, o el nombre del padre o del abuelo.
- Joder, antiguamente, Jiménez, si tiene nuestra edad! Hemos nacido todos mucho después de la muerte de Franco.
- Y ese quién era?, ja, ja, ja, ja!

Retrocedamos unos minutos:
- Da su permiso, mi teniente?
- Pase y desembuche, Telesforo.
- Ya tengo el programa de television que buscábamos.
- Caray, esto sí que es una sorpresa!, y que no me oiga el comandante porque va a pensarse que conseguimos las cosas de churro. Dígame usted.
- En aquella época solo había un programa de "objetivo indiscreto" que emitía para toda España. "Tepillaó pringao!" se titulaba, y la productora era "Fantastic Media" Había otros programas parecidos, pero se hacían en las televisiones locales y autonómicas. Pues bien, he conseguido hablar con una secretaria de producción muy amable que trabajó en ese programa: "Charito Coscojuela" Ella recordaba perfectamente todas las bromas, las cerca de setenta que se hicieron mientras duró el programa. Y, en efecto, José Luis Campillo trabajó con ellos, pero solo en cuatro bromas, estuvo una semana aproximadamente.
El rostro del teniente se nubló de pronto. A la buena noticia de que José Luis Campillo estuvo en la tele haciendo bromas de cámara oculta, se unía ahora la decepcionante novedad de que solo duró en ese trabajo una semana.
- No era buen actor, según Charito Coscojuela, - añadió Estébanez - solo les sirvió para cuatro bromas.
- Un momento, Estébanez, estoy pensando.
Había elaborado una hipótesis según la cual José Luis era asesinado por la "victima" de alguna de las bromas en venganza tras la humillación sufrida, el cachondeo de sus compañeros de trabajo, etc. Una hipótesis, no obstante, endeble, pues se suponía que los "afectados" debían dar su consentimiento para la emision de su "humillación". Ahora, sin embargo, el panorama se volvía más desesperanzador.
- Tres semanas en el bar y una semana con los de la tele, aún nos quedan tres meses enteros sin saber nada de las andanzas en Madrid de José Luis Campillo. Cómo lo ve, Estébanez?
- Crudo, mi teniente.
- Buena respuesta. Yo diría que es casi como volver al principio, a no ser que en esa productora de televisión... a lo mejor nos toca el Gordo, Estébanez, je. je, je!
Asomó por la puerta entreabierta del despacho el cabo Jiménez.
- Mi teniente, hay una información importante sobre los últimos días de Joselïn.
- Perfecto, de caso en caso y tiro porque me toca.
- "No rima", pensó Jiménez.

( Continuará )

lunes, 14 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 30 )








Cipriano se enfada.


- Nos iremos cuando nosotros lo decidamos, Don Celestino. Ese cuchitril de ahí es la cocina?
- Sí, señor, para mi solo me sirve y me basta.
Madero le hizo una seña a Jiménez y este se dirigió al "cuchitril" para ver si entre los cuchillos se encontraba el que sirvió para cortarle el cuello a Joselín. En ese momento el perro hizo un amago de lanzarse contra el cabo.
- Quieto, Cipriano!... - Le gritó el dueño al furioso can, el cual se detuvo al instante, pero en el rostro de Jiménez quedó plasmado todo el acojono del momento. - Se ha creído que su compañero quería quitarle el plato de la comida que está ahí en el suelo.
- Ate al perro.
- No volverá a atacar, no se preocupe.
- Amarre a ese animal de una puta vez, cojones! - y mostró enfurecido el arma reglamentaria - o prefiere que le pegue un tiro?
- Sí, señor!, sí, señor!... - gritó el avaro, y murmuró algo entre dientes que no llegó a escuchar el inspector.
- Jiménez, coja todos los cuchillos que encuentre y nos los llevamos a que los examinen los de la científica.
- Sólo hay dos a la vista.
- Pues busque por los armarios, en donde sea, mueva las baldosas...
- Sólo tengo esos dos. - murmuró el avaro, pero Jiménez siguió buscando.
Era una acción un tanto fuera de lugar, pues el asesino se habría desprendido del cuchillo en algún lugar fuera de casa, pero estando la investigación tan verde había que apostar por cualquier cosa, y además aprovechaba para tomarle el pulso a aquel usurero guarro que le caía fatal.
No encontró más cuchillos Jiménez y salieron a la calle con la satisfacción de liberarse de la fétida atmósfera que envolvía al desagradable individuo y su horrible can.
Los de la científica les dijeron, tras los análisis de rigor, que el informe del forense hablaba de un cuchillo bien afilado, y aquellos dos no se habían afilado en años.
Si en el caso de Joselín no había progresos, en el de José Luis se encendió una lucecita de esperanza. La buena nueva la trajo el guardia de primera Estébanez.
- Da su permiso, mi teniente?
- Pase usted y desembuche, Telesforo.
Ya tengo el programa de television que buscábamos, mi teniente!
Telesforo Estébanez mostraba un semblante iluminado como si se acabase de enterar que había sido agraciado con el Gordo de Navidad. Pero Madero descartó esta hipótesis porque aún faltaban unos veinte días para el sorteo.


( Continuará )



sábado, 12 de julio de 2014

Tres casos del inspector Madero ( 29 )








Rockefeller y Cipriano

Los submarinistas no dieron con el cuchillo utilizado en el degollamiento de Joselín. La prensa se había hecho eco de ambos asesinatos y ya empezaba a dar señales de impaciencia. El comandante, sin embargo, optó por no presionar más a sus hombres, teniendo en cuenta que estos estaban trabajando duro.
Se rastreó sobre los posibles objetivos de los sablazos de Joselín, principalmernte aquellos con los que este había tenido alguna discusión porque se negaron a prestarle el dinero que les pedía. Y el cerco se fue estrechando hasta llegar a Celestino Martínez, el usurero local, al cual apodaban "Rockefeller" 
El prestamista vivía en una hedionda buhardilla del antiguo barrio de los pescadores, un habítáculo sucio con las paredes descascarilladas haciendo juego con el personaje: enjuto y seco como el maestro de los versos machadianos o el Harpagón de Moliere, sucio en su piel y en su ropa, un gastadísimo traje marrón y una camisa de cuello renegrido; uñas largas más negras que su conciencia, dientes y dedos amarillentos y cabeza de pepino, de la que sobresalía un antipático mentón y una orejas puntiagudas. Pero lo que más rechazo causaba del personaje eran sus ojos grises que parecían sin vida, grises de un gris mortecino en ojos de zombi, como perdidos en sus cuencas.
 Sí, estuvo aquí y me negué a prestarle el dinero porque no me ofrecía ninguna garantía de devolución. Era mucho dinero para confiar en un jovencito de cabeza loca.
- Cuánto dinero le pidió?
- Tres mil euros, una barbaridad!, decía que lo quería para comprarse una furgona de segunda mano y dedicarse a vender fruta y no sé qué más por los mercadillos. Oiga, yo no presto un céntimo a una persona que...
- Discutieron?
- Pues claro, y me quería pegar, fíjese usted, a mi, a un anciano!... pero Cipriano le enseñó los dientes y se asustó.
"Cipriano" era un pitbull que asistía muy atento a la trascendente conversación entre el teniente benemerito y el usurero.
- Amenazó con matarle otro día, cuando no estuviese delante Cipriano?
- Sí, señor, y me lo repitió varias veces!
- Y usted le citó en el Pozillo de los Frailucos.
Madero había recordado las palabras del forense: "el cuchillo cortaba bien, pero el asesino lo ha sacado y vuelto a meter" eso podía justificar que el asesino fuese un anciano.
- Yo no soy un asesino!... Váyase de aquí, no tengo la obligación de responder a sus preguntas!

( Continuará )





ZURBAHISTORIETAS sabatinas presenta






 
Encuentro y Despedida



Su madre no dejaba de sonreirla y besarla. Jamás había sentido tanto amor en unos besos. AMOR, AMOR!!... Le era imposible recordar si en otra ocasión había llegado a sentirse tan inmensamente feliz. Alicia era ahora FELIZ... DICHÓSAMENTE FELIZ!... INCREIBLEMENTE FELIZ!
Su marido, su padre, sus abuelos, sus hermanos... todos estaban con ella, todos sonreían haciéndole participe del gozo infinito que les embargaba por tenerla de nuevo entre ellos. El abuelo Cirilo la sostuvo entre sus brazos como cuando era una chicuela. "Oh, mi niña, mi Alicia!"




Y en esos mismos instantes en la dimensión material...



Todos lloraban ante el cuerpo de Alicia que se iba enfriando poco a poco. Sus hijos estaban hechos un mar de lágrimas. Sus nietos miraban asustados. Varios vecinos y viejas amistades fueron congregándose alrededor de lo que ya sólo era un cadáver. Alicia era sólo un cuerpo inerte en una dimensión en donde nadie sabía nada pero se imaginaban cosas,